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Eran casi las tres de la tarde. Mihye salía de trabajar en media hora y partía para la biblioteca. Sunghoon estaba mas que emocionado, por suerte hoy no trabajaba así que estuvo toda la mañana arreglándose y pensando en qué diría si se la encontraba a Yaebin. Él admitía que se le había hecho una chica muy interesante, a pesar que las únicas dos veces que se la encontró pareciera que ella lo quería matar. Quería descubrir mas cosas sobre ella, pero necesitaba a Mihye si o sí.

Todo rondaba bien hasta que mas a la tarde, cuando Sunghoon estaba parado frente a la puerta de vidrio de la biblioteca le habían llegado dos mensajes de Mihye demasiado inesperados.

"Hoon, Somin se tuvo que ir antes, debo quedarme en la cafetería, lo siento pero no voy a poder ir hoy
Te lo compensaré!"

"Aún quiero los chocolates y mi libro! Adiós, te quiero"

Sunghoon suspiró y se dio la vuelta guardando su celular en su jean algo desanimado. Dio tres pasos y luego pensó que tal vez era una señal. Su lucecita interior se encendió y se decidió por entrar de una vez, sin ayuda ni compañía moral. Él estaba seguro que era capaz de lograrlo sólo.

— Hola—dijo e hizo una reverencia a Jungyeon, que estaba como siempre; con un chaleco color naranja, picoteando unas galletas y con su sonrisa de todos los días.

¡El amigo bonito de Mihye!—exclamó la señora sonriendo aún mas. — Adelante, siéntete como en casa—ella le guiñó un ojo y Sunghoon agradeció riendo algo tímido.

Caminó vagamente por los pasillos sin entender como funcionaba la búsqueda de cada uno, él solo pasaba su dedo por todos los libros y cuando terminaba de contar hasta diez frenaba, sacaba el libro en el que su dedo quedó y si le interesaba lo agarraba para leerlo, sino lo dejaba en su lugar. Una idea magnífica.

Cuando sus brazos no daban para mas y tenía consigo siete libros variados, se sentó en una de las sillas para leer y lanzó los libros a la mesa. Los miró, recorrió sus paginas bastante atento, hasta olvidando la razón por la que había venido a la biblioteca, que no era por cuenta propia.

A Sunghoon le tenían que pagar antes que entrar a una biblioteca a leer si no es por obligación.

Cuando ya habían pasado casi treinta minutos, y se dio cuenta porque chequeó la hora en su celular, de repente se acordó la razón de su visita. Levantó la mirada bien alto y ojeó su alrededor con esperanzas. Había poca gente, miró cada detalle en cada persona en el lugar. Pero sus ojos anhelaban encontrarse con esa melena pelinegra que se movía al ritmo de la brisa con tanta armonía.

— Disculpa ¿esta silla está ocupada?—se escuchó una suave voz a su costado. Hablando de la reina de Roma.

Cuando sus miradas se encontraron un sentimiento de felicidad tomo el pecho de Sunghoon y uno de confusión el de Yaebin. Sí, era ella.

— ¿Tú otra vez?—preguntó en un tono bastante alto. Tanto que Jungyeon tuvo que chitar a los dos desde la recepción. Yaebin volteó y se disculpó dando una reverencia. Cuando volvió a mirar a Sunghoon éste estaba parado, lo que la sorprendió. No lo recordaba tan alto.

Instintivamente dio un paso atrás.

— Hola de nuevo. A mi también me da gusto volver a verte—respondió con un tono sarcástico.

— ¿Me estuviste siguiendo?―ella lo inspeccionó de pies a cabeza. Notó hasta el libro que llevaba en la mano y ahí miró los otros seis desparramados en la mesa. Luego volvió a mirarlo a los ojos para hablarle. ― Sabes que si quiero puedo denunciarte a la policía.

— ¿Por qué harías eso? Vine a leer y tú estabas aquí. Es el destino—Sunghoon se encogió de hombros sonriente. Ella se cruzó de brazos, se acercó el paso que había retrocedido para mirarlo mas de cerca.

LONELY ━━ park sunghoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora