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Parecía que habia visto una escena de terror cuando bajé del taxi y me di cuenta que la dirección era un hospital.

Luego de un viaje de veinte minutos, por unas zonas bastantes alejadas de Namyangju, llegué a mi destino con la dirección que Mihye me habia enviado.

Me puse pálida y tuve que tomarme algunos segundos para recalcular qué estaba pasando. La chica de la recepción me miraba esperando que responda pero nada salía de mis labios. Era como si mi cuerpo estuviera siendo controlado por otra persona. Me sentía un títere.

— ¡Yaebin!

El grito de mi nombre hizo que volteara algo temerosa a esta persona que me llamaba. Al darme cuenta que era Jaemin corrí hacia él en busca de un refugio reconocible. Los brazos de Jaemin me atajaron justo y me brindaron esa calidez que tanto buscaba.

— Está en la habitación 24C—susurró en mi oído en el medio del abrazo. Jaemin tomó mí mano con fuerza. — Vamos.

Una vez frente a la puerta blanca corrediza no pude ser tan valiente como para mirar por la ventanita hacia adentro o como para ser la que la abra. Todavía sentía mi cuerpo titubear cada vez que no estaba preparada para afrontar esta realidad. No podía.

Como por arte de magia la puerta fue abierta frente a mis ojos. De ahí salía Mihye. Esta sonrió a labios sellados al verme y me dejó el paso libre para que entrara. Obviamente sabía que esto me iba a doler un poco de ver aunque sepa que él se encontraba bien. El solo hecho de tener en mente a Sunghoon pasando un momento doloroso me dolía a mi también, porque no quería que nada malo le ocurriera jamás.

Di algunos pasos adentro mirando mis pies. El pitido de una máquina me asustó tanto que me hizo temblar las manos, por eso las dejé muertas a los costados de mi cuerpo. Al estar cabizbaja mi cabello cayó frente a mis ojos por lo que no podía diferenciar qué tenía frente a mi. Conté hasta tres y subí la vista sobre la primera cama que tenía a mi derecha. Sentí un gusto amargo al notar que era Jay, el amigo de Sunghoon, dormido con algo atravesandole la garganta.

Una imagen dolorosa.

Giré un poco mas la mirada y ahí estaba él, mirándome con una mueca en sus bellos labios. No supe qué hacer, ni que decir, mis ojos se llenaron de lágrimas. Y aunque no quisiera, todavía tenía el miedo de que algo malo le pasara.

— Yaebin—su voz estaba mucho mas ronca y sonó como si al hablar algo le molestara porque se removió un poco en su cama.

Me acerqué a paso lento queriendo volver el tiempo un poco atrás. Justo cuando nos dimos aquél primer beso. Deseaba volver y disfrutarlo mucho mas de lo que lo hice en aquél entonces.

Llevé mi mano a su pálido rostro, se notaba que no tomaba sol hace algunos días. Junté mi frente con la suya mientras acariciaba su mejilla con mi pulgar. Ambos cerramos los ojos y nos fundimos en un silencio cómodo.

Tenía tantas ganas de congelar este momento, de dejarnos a ambos así, juntos.

— No sabes lo asustada que me tenías—y aunque no quería verme débil frente a un Sunghoon débil, se me hizo imposible. Mi voz se rompió. — Te esperé cada día que pasaba y nunca dabas señal. No tuve el coraje de aceptar que algo malo había pasado. No quería. Y aquí estas... Justamente en el lugar que menos deseé encontrarte.

— Lo siento tanto por tardar en avisarte, princesa—Sunghoon tomó mi mano derecha y allí plantó un beso sobre mis nudillos.

Algo dentro mío desató un alboroto, que sin mucho esfuerzo alteró mi corazón.

— No tienes por qué disculparte, ahora estoy aquí contigo, eso es lo que importa.

Pasaron unos segundos en los que me dediqué a disfrutar de su compañía en silencio. Sunghoon me pedía perdón cada vez que podía y yo ya no sabía como hacerle entender que nada fue su culpa.

LONELY ━━ park sunghoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora