Cuentos de una hermosa juventud (SEVENTEEN)

CAPÍTULO 6 || SEOK MIN: EL CABALLERO

Querido lector muchas gracias por acercarte nuevamente, en este capitulo hablaremos un poco más de lo que leíste en el anterior, como te lo había dicho, era una historia a dos partes.

Como siempre, los cuentos de nuestra juventud tendrán muchos altibajos, pero todo termina bien, te lo juro con mi corazón.

¿Estás listo para este capítulo?

***

Para recorrer esta historia deberemos viajar un mes antes de la coronación, un día antes del cumpleaños del heredero. Febrero 17.

Esa helada mañana, Seok Min se despertó muy temprano, había quedado con su mejor amigo para visitar el pueblo, a pesar de las nevadas de las noches anteriores, el príncipe siempre tenía ánimos de salir y este día no era la excepción, sin embargo, el heredero tenía un lugar que quería visitar en específico, la biblioteca.

No era de extrañarse, puesto que hay muchas cosas que el príncipe debe aprender antes de la coronación y, al estar tan cerca de dicho evento, Seok Min se sentía bastante impaciente, aunque bastante inseguro.

Su mejor amigo, Ji Soo, lo acompañó hasta la casa y ambos se pusieron a ojear varios libros, pero Seok Min no podía dejar de ver la pequeña oficina detrás de la recepción. Algo dentro de su corazón lo hacía querer ir hacia ahí... hasta que ya no pudo contenerse.

Dejó el libro que ojeaba, lentamente se acercó y asomó la cabeza, dentro de la oficina estaba un joven con gafas, delgado, vistiendo un chaleco de 2 botones sobre una camisa blanca de manga larga, sosteniendo un libro entre ambas manos mientras lo lee, un muchacho calmado y extremadamente callado.

Este joven pudo percibir al extraño dentro de su oficina, así que levantó el rostro y sus miradas se encontraron, Seok Min saludó apenado, pero él, al mismo tiempo que cerraba con gracia su libro, lo invitó a pasar.

El heredero entró con cautela, pues todo en esa habitación parecía pedir silencio.

- ¿Busca hablar conmigo? - Preguntó el muchacho de gafas, a lo que el príncipe asentó.

- ¿Le importa si su amigo escucha o prefiere que quede entre los dos? - El heredero se sorprendió por la manera en que acertó sobre su visita y no pudo decir nada. -Cierre la puerta, si lo necesita...- y así hizo.

Ambos sentados, uno frente al otro, con completa calma. Seok Min acababa de encontrarse con El Sabio del pueblo: apodo que El Sabio mismo odiaba, puesto que pensaba que no tenía el conocimiento suficiente para merecerlo, pero aún así, todo de él te hacía pensar que lo sabía absolutamente todo; incluso existían rumores que decían que él podía ver el futuro, rumores que él mismo, otra vez, odiaba.

- ¿Por qué ha venido? No tiene ningún libro en su mano, así que los libros no son lo que le interesa ahorita ¿me equivoco? ¿O simplemente era curiosidad? - preguntó una vez más con una sonrisa.

Seok Min sonrió con él -No se equivoca- respondió -Dicen que usted lo sabe todo...- El Sabio resopló - ¿Cómo puedo hacer para saberlo todo? - continuó.

El joven de lentes se interesó genuinamente en la pregunta, así que se quedó en silencio un par de segundos.

-Hay muchas maneras para saberlo todo, pero primero, tengo que entender... ¿para qué quiere saberlo todo? Y ¿qué es todo? -

El heredero se puso nervioso y comenzó a tartamudear:

-Digamos que... yo... soy un servidor, un servidor público... digo, no, quiero ser un servidor público...mmm... quiero ser Juez de la corte y, ah... pronto serán las...elecciones y... - de pronto, comenzó a hablar con más confianza: -...aunque he estudiado toda mi vida para esto, me he dedicado día y noche para aprender, no consigo comprenderlo todo como 'ellos' quieren que lo entienda, porque 'ellos' esperan que lo sepa todo de los libros de pies a cabeza, cuando yo creo que lo que debería hacer es entender como son y cómo viven las personas del pueblo, así podría servirles mejor como...Juez- sonrió apenado -En resumen, no sé todo y tengo que saberlo todo, todo-