CAPÍTULO 8 || JEONG HAN: EL ELFO

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Querido lector, estas apunto de emprender un nuevo viaje conmigo, el bosque y la casa de té han comenzado a ser lugares recurrentes, así que espero que te sientas como en casa el día de hoy.

Esta vez te contaré la historia de uno de los personajes que físicamente son más frágiles, pero que su corazón ruge por su cuenta. Quédate tranquilo, porque todas las historias tienen un final feliz.

***

Las noches en el bosque se empezaban a poner lentamente más cálidas, los animales que hibernaban finalmente están despiertos, algunos cazan de día, otros cuando oscurece; algunas aves cantan por la mañana, y otras, como los búhos, cantan por la noche, y como todo en el mundo cuando es primavera, los colores del sol pintan diferente a los de la luna.

El hermoso sonido del lago viajaba entre los árboles a través de la estrellada noche, el cielo despejado dejaba al descubierto la hermosa luna llena, y entre cunas de flores silvestres dormían Seung Cheol, el humano con la rara maldición, y Jeong Han, el hermoso elfo.

Era costumbre para ellos dormir lado al lado, la bestia, despertaba a menudo de pesadillas y, como si fuera un hábito, buscaba el consuelo en su nuevo amigo. En el invierno era más sencillo permanecer juntos, puesto que ambos necesitaban calor corporal, pero cuando la estación se empezó a poner más cálida, ambos comenzaron a distanciarse.

Esto permitió que, en una noche del recién comenzado abril, un par de hombres interrumpieran sigilosamente el campamento de ambos y, con pisadas suaves y lentas, intentaran llevarse al preciado trofeo, al elfo.

Jeong Han ya lo tenía premeditado en su sueño, de hecho, era algo que siempre había temido, pero nunca había comunicado. El elfo se despertó frenético, pero los humanos le taparon la boca, entre quejidos ahogados intentaba despertar a su amigo, esa persona quien había hecho jurar ser su guarda espaldas.

Su delgado y frágil cuerpo no podía separarse de sus captores, quienes lo tenían sujeto con las muñecas en la espalda, mientras Seung Cheol seguía dormido sobre el jardín.

Se sacudía y sacudía, hasta que finalmente pudo liberar sus labios: —¡Seung Cheol!— gritó su nombre. El muchacho de cabello oscuro finalmente abrió los ojos y, al ver tal escena, su instinto lo hizo ponerse de pie y liberar a la bestia.

Su corazón palpitaba con demasiada fuerza, no podía escuchar sus pensamientos, su cuerpo engrandecido y modificado se abrió paso entre los matorrales con violencia, solo necesitó un brazo para levantar a uno de ellos y arrojarlo lejos, mientras el otro aún tenía entre sus manos a Jeong Han.

La bestia se acercó a este con grandes pisadas y, de un manotazo, lo derribó al piso junto con el elfo. El hombre aterrado comenzó a gritar, como pudo, soltó al rehén, se arrastró en el piso y se echó a correr, Seung Cheol gruñó, gruñó tan fuerte que todo el bosque despertó, a punto de perseguirlo, es detenido por una gentil mano, que se reposó sobre su talón.

—Ya... ya pasó...— dijo el elfo entre fuertes respiraciones, aún se escuchaba su pequeña sonrisa en las palabras. La bestia volvió a ver y se dio cuenta que su amigo también estaba tendido en el piso, este sonreía aliviado, incluso cuando uno de sus brazos tenía dos heridas grandes y sangrando.

Seung Cheol entró en pánico y su corazón latía con aún más fuerza, los latidos lo ensordecieron tanto que cayó rendido de rodillas. Jeong Han también se levantó y se puso de rodillas frente a él, acarició su rostro y le agradeció.

La bestia miró una vez más su brazo y se avergonzó, cubrió de nuevo su rostro.

—¿Qué? ¿Esto? — rio el elfo mientras mostraba su brazo derecho —no es nada, Cheol, me han pasado cosas peores y, mírame ¡sigo vivo! — Intentó ponerse de pie y falló en el intento.

Cuentos de una hermosa juventud (SEVENTEEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora