CAPÍTULO 9 || LEE CHAN: EL HERRERO

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Querido lector, el día de hoy conoceremos, finalmente, a un joven dedicado y diligente, este tiene una aversión a la monotonía y un fuerte llamado a ser y hacer mucho más.

¿Estas preparado una vez más para encontrarte con los deseos de tu corazón?

***

A través de los hermosos árboles verdes, el sol naciente de la mañana dejó filtrar sus brillantes rayos de luz. El bosque pintado de azul en la madrugada pronto volvía a ponerse a todo color, lo que alguna vez estuvo oculto empezaba a mostrarse tal cuál era. Esta es la magia de la primavera.

Después del caótico día anterior, el licántropo y el boticario lograron encontrar a la bestia y al elfo, quienes inadvertidamente se habían vuelto a dormir en medio del bosque. Seung Kwan los vio acurrucados a los pies de un acre y con las manzanillas como almohada, el elfo con su rostro apoyado en el hombro del más grande, apenado los intenta despertar con un leve toque, ambos abren sus ojos lentamente y el boticario dobla una rodilla para ofrecer su mano a Jeong Han.

Seung Cheol vuelve a verlo esperando su respuesta con una mirada amable y en completo silencio, le había quedado claro en la madrugada: ya nunca intentaría nada que el elfo no estuviera listo para hacer, para alivio de todos Jeong Han acepta y los cuatro deciden regresar a la casa del té.

La tienda aún estaba cerrada, sin embargo, la magia ya se respiraba desde antes de abrir las puertas; repentinamente ese lugar se estaba volviendo el punto de encuentro para ellos y Myung Ho comenzaba a tener más que solo clientes.

Sentado a la barra estaba Jeong Han, quien era nuevamente atendido por el boticario, Wonwoo había partido la noche anterior, mientras Seung Cheol, después de haber sido rogado millones de veces por el elfo, fue a visitar el pueblo; Min Gyu por su parte iba y venía del almacén, mientras limpiaba y barría para antes de abrir.

Myung Ho lo llamó en secreto, finalmente, deteniéndolo en su afán.

—Debes ir a dormir...— el dueño comentó en voz baja.

—Lo haré una vez me asegure de dejar todo en orden, después de todo es mi primer día oficial— El moreno sonrió mostrando sus colmillos, no había nada que temer.

—¿Es en serio?—

Min Gyu inmediatamente hace una reverencia, una vez más y exclama: —¡Por favor permíteme trabajar para ti, soy fuerte, veloz y sé hacer muchas cosas!—

—Ya, shh, ya lo sé, no te estoy despidiendo, pero estoy preocupado...—

—¡No lo estés, por favor!— El muchacho lo tomó de las manos.

Myung Ho se quedó callado. Era la primera vez en mucho tiempo que le habían tomado las manos. El barista siempre había sido reservado y entre los visitantes corría el rumor de que era una persona fría; desde que llegó al pueblo procuró mantener distancia, era un extranjero después de todo, él deseaba que la curiosidad los llevara a la casa de té y si el té era bueno se reflejaría en la constancia del cliente, sin mucha palabrería, sin necesidad de adular.

Pero nunca pensó conectar con alguien.

Ding-ding

Tras la campana de la puerta, el dueño y su nuevo empleado buscaron con la mirada quien era el que estaba entrando. Con dar un pie en la tienda todo el lugar se empezó a iluminar de un hermoso azul, con su cabello índigo y sus alas zafiro, el hada decoró la tienda con su agradable e inocente sonrisa.

—¡Myung Ho!— gritó mientras saludaba enormemente con sus brazos.

El dueño sonrió y volvió a ver a Min Gyu —Ven— dijo. El licántropo no podía guardar su asombro, aunque ya lo había visto una vez no esperaba verlo de nuevo y tampoco tan cerca. La criatura que lo llevo a la casa de té había regresado para deleitarle los ojos. No podía dejar de pensar "¿será que este es verdaderamente mi lugar?"

Cuentos de una hermosa juventud (SEVENTEEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora