Diario de una luchadora

29/Abril/2015

Hoy me levanto a las 7 como todo día normal, desayuno mis cereales y mi vaso de leche, me tomo el antibiótico y me visto con un jersey rosa y unos vaqueros, me peino y me voy a clase, hoy sabía que el día iba a ser malo,... tenía un presentimiento.

Para empezar llego a clase esquivando a toda la gente, no quería saber nada de ellos, me dirijo al laboratorio, luego al gimnasio y más tarde a clase para discutir. Suena el timbre, me voy al patio. Para colmo, tanto Fernando como Simon no se dignaron ni a mirarme, no sé qué le pasaba a Marina tampoco. En el patio estaba dispuesta a ir con Simon, Marina y con sus amigos, pero cuando me di cuenta era un simple adorno, estorbaba ahí, me fui. No sabía con quién ir. Me fui con unas con las que antes me llevaba más o menos bien. Intenté meterme en la conversación, pero lo único que hacía yo era mirar a Marina y Simon. Ellos me miraron cuchicheando algo, no sé por qué pero quería ir con ellos, aunque ahí no encajo. Ya no encajaba en ningún sitio. Pero... ¿y si sobro en este mundo? No podía más, quería llorar.

Pasados 29 minutos de los 30 que duraba el patio, se acercó Marina y me dijo:

-¿Por qué te fuiste? Podrías haberte quedado.

Yo me limité a mirarla intentando sonreír para no parecer que me pasaba algo y por fin la dije:

-No soy un adorno- me fui a informática.

Toda la clase estuve pensando en el beso de Simon, no sabía por qué lo hizo, pero ya si sumamos el de Fernando, tenemos el lío hecho durante todo el día.

Después de mucho pensar me decidí a hablar con Simon, era mi mejor amigo y no quería perder su amistad.

Ya sonó el timbre de las 15:00 iba dirección a Simon, pero no, no podía estar pasando, Fernando me frenó para que hablase con él, ¿por qué nada de este día podía ser normal?

- Inés, quiero hablar contigo. ¿Podría ser o tienes prisa?

-No, no dime.

- Vale, quería decirte, que ayer hablé con Alicia, y me ha pedido que no me acerque a ti, en cuanto al beso... todo fue un simple error, estaba un poco mal... necesi...

-Venga vale, déjalo, te arrepientes por el beso y lo se, no me extraña nada.- Le esquivé y me fui corriendo para conseguir hablar con Simon, pero cuando me di cuenta estaba subiendo al autobús ya. El día quería darme una tregua así que pude meterme en el bus antes de que cerraran las puertas.

-¡Simon! ¿puedo sentarme?- dije señalando el sitio mientras el asentía con la cabeza- ¿puedo quedarme a comer?

-Claro, además hoy me toca invitarte a comer yo.

Hablamos todo el camino, hasta llega a su casa, comimos y como no teníamos nada que hacer, jugamos a la play en el sofa, no hacía mas que mirarle, quería besarle, hasta que al fin lo hice, nos tumbamos en su cama riéndonos porque me había vuelto a ganar y me quejaba porque él jugaba con ventaja. Mientras nos reíamos, nos quedamos mirándonos y me volví a fijar en sus intensos ojos azules. El tiempo se paró de repente y sin pensarlo cerré los ojos y le besé otra vez. No me lo podía creer, otra vez... me separé y nos quedamos tan cortados que decidí irme a casa, todo estaba cambiando demasiado rápido ...