•ENFRENTAMIENTO•

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Algunos días después, Neville encontró la sala de menesteres donde sería el lugar perfecto para aprender sin ser detectados.

Iba saliendo de historia de la magia cuando me llegó un mal presentimiento, pronto una imagen vaga de Damon con sus ojos rojos apareció. De inmediato me adentré en un salón vacío y fui a la casa Salvatore, con mi velocidad recorrí toda la casa, pero no encontré nada hasta que recordé el sótano, escuché algo de ruido y cuando llegué ya era tarde.

Vi a Zach en el suelo con el cuello roto, y pocos segundos después se escuchó la puerta abrirse.

Corrí hasta llegar al lugar proveniente del sonido y vi a Damon, inmediatamente lo tomé del cuello y lo estrellé en la pared.

-¿En qué mierda estabas pensando? Oh, es cierto, tu diminuto cerebro muerto no piensa en absoluto.- le dije furiosa mientras mi brazo estaba en su garganta.

-Hola, niñita, veo que te has vuelto más fuerte desde la última vez.- Decía difícilmente por la posición.

-Esta será mi oportunidad para matarte, exudas verbena y ¡mira! No tienes tu anillo solar.- Me burlé, era mi manera de sufrir la muerte de Zach.

-¿Por qué no hablamos las cosas? Te ves muy enfadada y no estás pensando con claridad.- Trató de zafarse de mi agarre.

-¿Hablar? No me hagas reír, y estoy pensando muy bien, he querido hacerlo desde que te conocí maldita escoria.- Él estaba muy débil gracias a la verbena, pero seguía siendo un grano en el trasero.

-Oye, ahí está Stefan.- Intentó engañarme.

-Sabes que no soy estúpida, sé todo lo que pasa en esta habitación, cada polvo e insecto que vive aquí lo escucho y percibo, no soy como otros vampiros.- Le dejé en claro mientras rompía sus clavículas y me alejé de él.

-Eso lo tengo muy en claro.- Dijo quejándose.

-Qué será mejor para matarte, ¿mordida de licántropo? Stefan me contó que es muy letal para los vampiros- mostré mis ojos de lado licántropo- ¿Luz solar? Sería más rápido, pero morirías- tuve en cuenta esa opción- o ¿perseguirte y torturarte por el resto de la eternidad? No, no mereces tanta atención y solo perdería mi tiempo contigo.- Descarté la idea- Mordida licántropa será.- Decidí y me acerqué a él con mis colmillos saliendo.

-Espera, espera, te daré algo que te traerá algunos recuerdos.- Me detuvo.

-No me interesa nada que venga de ti.- Me agaché y lo miré.

-Era de tu madre...- Tocó mi punto débil.

-¿Qué sabes de mi madre? Ustedes no sabían que mi padre estaba vivo.- Achiqué los ojos.

-Stefan no lo sabía, yo estuve siguiendo su vida de cerca.- Me miró y su sonrisa volvió.

-¿Qué tienes de mi madre?- Pregunté duramente.

-Promete que no me matarás y te lo daré.- Ofreció el trato.

-Primero quiero ver lo que tienes, después veremos si no es otra de tus mentiras y ahora sí lo prometeré.- Comenté.

-Chica lista, muy lista.- Asintió y cerramos el trato.

Fuimos hasta su habitación y sacó una bola de cristal, creí que me estaba tomando el pelo, así que lo miré incrédula. 

-No creerás que estoy mintiendo ¿o sí?- Dijo cuestionando.

-No lo sé, Damon, contigo nunca se sabe.- Lo miré nuevamente.

Secretos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora