•GILBERT•

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Por la noche fui a la biblioteca de la casa a buscar los libros que había mencionado Damon sobre Harry, quedé impresionada al ver que realmente existían.

Tomé el primero y lo leí, luego el segundo y el tercero, no podía creer lo detallado que era todo, llegué al cuarto libro fue el año en el que ingresé a Hogwarts, lo leí y en este me enojé, busqué a la autora y oh sorpresa, era Rita Skeeter que había asumido otro nombre en el mundo muggle.

Entendía que no era la persona favorita de esa maldita periodista, pero sacarme por completo de la historia era insultante.

Estaba a mitad del quinto libro cuando llamaron a la puerta, ambos hermanos se reunieron en la sala y vieron como abría y cerraba la puerta en un instante.

-¿Quién era?- Preguntó con intriga Stefan.

-Una broma callejera.- Le sonreí falsamente.

Damon fue a verificar y abrió la puerta de par en par dejando ver a la persona más desagradable que conozco.

-Ya no puedo quedarme en casa.- Dijo Elena con su cara de tristeza.

-Pues ve debajo de un puente o yo que sé.- Desvié la mirada del libro para mirarla.

-Elige una habitación.- Le dijo Stefan y rodé los ojos irritada.

-¡Ay, por favor! ¡¿Eres tan descarada de romper con Stefan y pedirle asilo?!- Me reí sin poder creerlo.

-Yo me iré.- Sentí el dolor de Stefan al salir de la casa.

-Son un par de idiotas.- Fui detrás de Stef.

Lo seguí hasta que llegó a la casa de Caroline, la chica me agradaba más que cuando no era vampiro, incluso la podría considerar una especie de amiga, así que me dejó entrar con Stefan, estuvimos hablando de lo que sea que tienen Damon y Elena. Caroline unió las piezas para determinar que Damon era el señor de Elena.

En otras palabras, lo que sucedía con el séquito de Klaus y sus híbridos. Decidí ir a casa sin Stefan, no le hará nada bien estar ahí con esos dos.

Llegué a preparar algo para desayunar con lo que había, solo alcanzó para un sandwich y lo acompañé con un vaso de AB- era la mejor por mucho, muy rara y difícil de conseguir.

Cuando estaba a punto de comer un pedazo de mi sandwich los idiotas bajaron y antes de que Elena saliera de la casa se besaron.

-¡Estoy harta! Uno ya ni siquiera puede tener un desayuno tranquilo.- Bufé enfadada.

-Sigue con tu desayuno.- Espetó Damon volviendo a besar a Elena.

-Les recuerdo que dos personas más viven en esta casa, así que se comportan o los hago comportarse.- Los amenacé.

-Tú qué puedes hacernos.- Dijo incrédulo el mayor.

-Damon, no...- Elena entendía mejor la situación.

Lo miré sin creer lo que dijo y lentamente me acerqué a él empezando a sacar mi varita.

-Todavía hay mucho que no conoces sobre mí.- Le dije amenazadoramente.

-¿Hablas sobre tu juguete?- Miró con burla mi varita.

-¿Juguete? ¿Quieres ver lo que puede hacer mi juguete?- Me reí sarcásticamente y lo apunté con mi varita.

-¡Basta!- Dijo Elena en un grito.

-Solo les advierto, no quiero ver sufrir más a Stefan.- Ahora apunté a Elena.

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⏰ Última actualización: Oct 03 ⏰

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