Taken

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-!Miguel! - Exclamo el chico dentro de las capsula de hipersueño -donde... ¡Ouch!- exclamo llevándose una mano a la cabeza

-Hola Hiro - dijo una familiar y robótica voz desde fuera de la capsula - parece que ya recobraste la conciencia

- ¿Baymax? Bien - dijo suspirando - ¿Qué paso? - pregunto algo más calmado - creo que me desmaye antes de que Miguel derro...

-Hiro, Miguel no esta

-Si, si ya sé que Miguel... ¡QUE! - Grito mientras intentaba levantarse - ¡¿Dónde está?! - Decia alterado mientras golpeaba la capsula desde adentro - ¡Baymax sácame de aquí!

-Calma Hiro

- ¡Baymax! Saca... ah... ah... yo no... no- decía llevándose las manos al pecho, el Hamada podía sentir su corazón palpitando demencialmente rápido, sentía que se ahogaba a pesar de respirar lo más rápido que podía, su pecho se sentía oprimido, la capsula daba vueltas, todo estaba oscuro, estaba aterrado

- ¡Oh no! - exclamaba el robot mientras se despojaba de su armadura

El robot abrió la capsula tomo a Hiro sin perder tiempo abrazándolo -Hiro necesito que respires junto conmigo - indico el robot mientras se inflaba y desinflaba emulando la respiración de una persona - inspira por la nariz y expira por la boca - indicaba tratando de normalizar la respiración de Hiro.

Pero sus intentos eran en vano, el chico no parecía prestar atención a sus indicaciones, era como si se hubiera encerrado en su propio mundo, necesitaba una manera de traerlo de vuelta.

Todo estaba oscuro, al menos eso es lo que podía ver el Hamada, intentaba moverse, pero era inútil, no tenía fuerzas, no sabía dónde estaba o que hacía antes de llegar allí, aunque no es como si le importara, era curioso tenía el presentimiento que ya había estado en aquel lugar.

-La última vez, había pasado algo, pero no... Tadashi, Tadashi había muerto, lo había dejado solo, no hizo nada para ayudarlo si lo hubiera detenido... el aun... pero, ¿ahora por qué estaba...?

-¡Hiro! - escucho una voz llamándole - ¡Hiro! - una voz que reconocía de algún lugar, tan extraña y a la vez tan familiar - ¡Hiro! ¿Por qué?... ¿Por qué me abandonaste?

- ¡MIGUEL! - gritaba mientras sentía como brotaban lagrimas - ¡NO!, ¡YO NO!, ¡YO NUNCA!, ¡YO...! -se había derrumbado sus palabras apenas se escuchaban - Yo... no pude... protegerte

Como me apena el verte llorar

Toma mi mano, siéntela

Yo te protejo de cualquier cosa

No llores más, aquí estoy

El chico confundido levanto la cabeza tratando de ver de dónde venía esa melodía, no recordaba haberla escuchado antes y, sin embargo, le reconfortaba a sobremanera y esa voz, la voz de quien cantaba, era la voz que ya una vez le había cautivado.

En mi corazón, tú vivirás

Desde hoy será y para siempre, amor

Hiro comenzó a tranquilizarse poco a poco mientras escuchaba la dulce melodía que llenaba sus oídos, y más que eso inundaba sus sentidos, el aroma del mexicano al despertar, la suave piel que sentía al acurrucarse con él, el color de esa piel canela, el sabor de sus labios.

En mi corazón, tú vivirás

Desde hoy será y para siempre, amor

Cada acorde de esa guitarra, cada silaba formada por esos labios, le tranquilizaban, pero, aun así, la culpa no se iba, no hizo nada para detener a Tadashi y no pudo hacer nada para salvar a Miguel, en su mente aun podía escuchar sus voces "por qué no me salvaste" "pudiste haber hecho algo", esas palabras aun resonaban debajo de la música, como fantasmas o demonios con los que ya no podía más.

Anomalía [Higuel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora