Bonnie Valentine a conseguido un trabajo de niñero en una lujosa mansión fuera de la ciudad, pero todo se complica al enterarse que en realidad el niño que cuidará no es como se lo imaginaba.
Tal y como le indiqué hace rato mientras él atacaba al pelirrojo, era hora de dormir, así que Bon eso estaba haciendo o al menos eso trataba de hacer ya que al parecer mis quejidos de dolor no le dejaban dormir. Se enderezó mirándome, no sabia si estaba molesto por esa rara máscara que llevaba puesta encima, pero lo más probable es que si, estaba consciente de lo llorón y débil que yo podía llegar a ser y esa daga enterrada en mi brazo en serio dolía bastante, por suerte creo que no fue muy profundo pero no sabía que hacer, sacarla solamente provocaría un desangro y no quería eso, pero tampoco aguantaba más el dolor en mi brazo. Ahg, no podía pensar con claridad justo ahora, solamente tenía en mente a Fox y Owynn. Por perderme tanto en mis pensamientos no me di cuenta que Bon ya no estaba en la cama. Me asusté, giré mi cabeza notando que ahora estaba al lado mío, solté un grito que al parecer le molestó pues se tapó los oídos.
Se me encimó con brusquedad dejándome totalmente inmóvil. Empecé a llorar, ¿qué iba a hacerme este maldito loco ahora? Cerré mis ojos llenos de lágrimas cuando de repente sentí mi brazo libre. Me había quitado la daga que tenía enterrada. Abrí mis ojos sorprendido.
Bon ahora hacía presión sobre la herida para que parara de sangrar, vaya que dolía. Me quejaba en voz baja. Arrancó un pedazo de su camisa y me colocó aquél pedazo en mi herida presionando. Se quitó de encima de mí.
—Gra-gracias...—
Lo miraba atentamente, tenía tantas preguntas, pero principalmente me incomodaba esa máscara tan extraña que llevaba.
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Se alejó de mi y volvió a la cama. No quería volver a ser atacado al intentar salir de la habitación, asi que me hice bolita y dormí en el suelo de aquel cuarto. Fue una noche horrible, hacia demasiado frío y tuve mil pesadillas sobre lo que ocurrió con Fox y Owynn. Por favor Dios, que estén bien...
A la mañana siguiente el Sol entraba por la ventana de la habitación, me pegaba directamente al rostro asi que de a poco fui despertando. Noté que encima tenia una cobija, no recuerdo haberla tomado. Mire mi brazo, ya no tenía el pedazo de tela de la camisa de Bon alrededor, ahora tenia una venda. ¿En qué momento ocurrió? Yo recuerdo bien que lo que tenía alrededor era un pedazo de la camisa de Bon. Me enderecé poniéndome de pie, Bon ya no estaba en su cama.
Temerosamente empecé a caminar por la habitación en busca de él, pero no lo encontraba.
—¿Bo-Bon...?—
Le llamaba, pero no recibía respuesta. Abrí la puerta de la habitación lentamente, me asomé con cuidado.
—¿Bon...?—
Seguía sin recibir respuesta. Bajé las escaleras y caminé directo a donde había sido el "espectáculo" de ayer, pero no había nadie. Es verdad, había olvidado que Bon anoche se encargó de todo. ¿En dónde los habrá puesto? ¿Estarán bien? Corrí hacia la puerta principal acerqué mi mano a la perilla para girarla y abrir y justo una daga fue enterrada en la puerta.
