Capítulo 5: Pesadillas

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Un fuerte ruido afuera de la habitación me despierta y un poco desorientada me doy cuenta de que Thiago me está abrazando, sonrío mientras me quedo un buen rato observando lo lindo que se ve incluso estado dormido. ¿Cómo se puede ser tan perfecto?

El grito desgarrador de una niña pequeña me saca de mis pensamientos y me asusta, con cuidado salgo de la cama para dirigirme a la puerta y seguir esa voz. Salgo al pasillo pero no veo a nadie, camino un poco, el lugar está desierto y silencioso hasta que escucho a alguien gritar mi nombre. No reconozco la voz enseguida pero estoy casi segura de que la he oído antes así que comienzo a correr por el pasillo en busca de la niña aunque es inútil, cada vez que llego a una esquina no hay nadie y parece que vuelvo al mismo lugar. Me detengo para pensar un poco.

—¡Lilith! —los gritos cada vez se vuelven más dolorosos—. ¡Lilith!

—¿Quién es? —grito de vuelta sin importarme parecer una loca.

—¡Lily! ¡Ayúdame!

—¿Dónde estas? ¿Quién eres?

—¡Ayuda!

Ese último grito me pone la piel de gallina, sobretodo porque creo que sé quién está gritando. Salgo corriendo una vez más, ahora más rápido, me cruzo al fin con personas pero al hablarles y preguntarles si escuchan lo mismo que yo no responden, pasan de largo como si no me vieran, como si fuera invisible. Una angustia horrible me recorre el cuerpo, no sé que me pasa, solo tengo ganas de llorar pero no tengo tiempo para eso, sigo corriendo hasta que llego a la cubierta del barco. Una vez ahí, la veo y mi mundo se desmorona.

—¡Mía! —grito desesperada mientras veo cómo mi hermana pequeña apenas puede afirmarse de la baranda en la que está colgado y está a punto de caer al mar.

—¡Lily, ayúdame, por favor!

—¡Resiste Mía! —corro hacia ella y estiro mi brazo—. ¡Toma mi mano! Te subiré.

—No... no puedo, si la tomo me caeré —su llanto me rompe el corazón. ¿Cómo mierda llegó hasta aquí?

—Nunca te soltaré, dame la mano.

Hace lo que le digo al fin e intento subirla pero no puedo hacerlo, no tengo la fuerza necesaria. ¡Dios! ¿Por qué me alimento lo suficiente como la gente normal? Todo esto es mi culpa, si tuviera más fuerza podría salvarla. Intento sostener lo que más puedo la mano de mi hermana pero se está resbalando y sé que es cuestión de tiempo.

—Déjame ir, sino, te caerás conmigo.

—No me iré sin ti, siempre te protegeré.

—Te amo, hermana —dice antes de soltarme la mano y observo cómo desaparece en el mar profundo.

–¡No! ¡MÍA! —doy un grito y despierto esta vez de verdad. .

Estoy llorando desesperadamente, sé que el grito fue demasiado fuerte ya que Thiago me está mirando preocupado y un poco desorientado por el mal despertar. Al darse cuenta de lo afectada que me encuentro, me rodea con sus brazos y susurra en mi oído que solo fue un mal sueño, que no pasa nada y ahora estoy bien pero no puedo dejar de pensar en eso, ¿qué pasa si significa algo? ¿Si en realidad le pasó algo grave a mi hermana? No sé cómo seguiría viviendo después de eso.

—Tranquila —repite mientras acaricia mi cabello con cariño—. Solo un sueño.

—Mi... mi hermana —apenas se me entiende lo que digo entre sollozos.

—¿Quieres un vaso de agua?

Asiento solo moviendo la cabeza y él se aleja de mí para ir a buscar agua. Cuando me lo entrega, se lo agradezco y bebo todo el contenido de un sorbo, no me había dado cuenta en lo sudorosa que estaba ni en la sed que tenía.

Renaciendo de las cenizas (Re-subiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora