—¿Estás bien?
Thiago me tiende una mano para levantarme del suelo mojado, acabo de sufrir la caída de mi vida fuera de la tabla de surf y me quedo un momento mirando fijamente el cielo despejado que parece moverse a nuestro alrededor antes de desviar la vista hacia él.
—Sí, aún siento las piernas y no me duele el tobillo así que debo estar bien.
Acepto su mano y me cargo en él hasta que quedo nuevamente de pie y compruebo que tal como creía, no me pasó nada grave, por suerte.
Durante la siguiente hora, nos reímos de las caídas de todos ya que es casi imposible no caerse en ese lugar, las olas simuladas tienen demasiada intensidad y la tabla es muy inestable. Los bailarines siempre estamos muy orgullosos de nuestro buen equilibrio, pero eso es porque no hemos visto a estos surfistas en acción; eso sí que es tener un equilibrio casi perfecto y todavía no comprendo cómo logran pasar tanto tiempo arriba de la tabla.
Emily reta a Tom mientras todos los demás descansamos, para ver cuál de los dos resiste más tiempo sin ser volteado y nos entretenemos por varios minutos al observarlos. Parece ser un reto personal porque no se quitan la mirada de encima, sin dejarse amedrentar por el otro, no sé qué premio obtendrá el que gane pero supongo que tiene algo que ver con el orgullo o tal vez con otra cosa que creo que no estoy demasiado interesada en saber.
—¿Cansado, Thomas? —lo pica Em con una sonrisa de suficiencia. Llevan bastante tiempo ahí sin caer, con su equilibrio perfecto. Se cruzan entre ellos intentando botar al otro pero ninguno lo logra, ambos son realmente buenos en esto.
—¿Cansado? No podría estar cansado si sé que si gano tienes que hacer lo que yo quiera. Supongo que no estaría mal repetir lo del otro día, ¿eh?
—¿Repetir? —suelta una risa seca y su concentración se toma vacaciones, pierde el equilibrio pero logra seguir en pie antes de responder—. Ni en tus sueños, Edwards. Fue cosa de una vez.
—Mi madre me enseñó a seguir mis sueños, muñeca —le guiña un ojo descaradamente ante la mirada sorprendida de todos nosotros y de mi amiga, a quien toma por sorpresa su respuesta y sale volando de la tabla hasta caer secamente en el suelo del simulador—. ¡Gané!
—¡Idiota!
Emily suelta un bufido, casi molesta mientras se levanta y camina hacía nosotros. Es muy competitiva en lo que al surf respecta y odia haber sido vencida por él, además, parece recién darse cuenta de que todos nosotros también escuchamos la conversación y se sonroja hasta las orejas.
—¿Con que repetir, eh? —se ríe Izzie y Em la fulmina con la mirada, antes de darle un pequeño golpe en el brazo y apartar la mirada.
—Cállate, Iz.
Mientras ellos están demasiado concentrados riéndose de Emily, con Thiago aprovechamos de besarnos como si estuviésemos solos. Estoy sentada sobre una de sus piernas y rodeando su cuello con mis manos mientras él me rodea la cintura y su lengua danza al ritmo de la mía en uno de esos besos tan maravillosos que sabe dar.
—¡Consíganse una habitación! —gritan Izzie y Emily al unísono, ganándose un bello dedo medio levantado de mi parte, que ni siquiera me molesto en dejar de besar al rubio. Ambas sueltan una risita y siguen en lo suyo.
Media hora después decidimos que es hora de irnos, ya comienza a hacer un poco de frío y a correr viento fuerte por la cubierta así que nos despedimos de los chicos y vamos hasta la habitación. Durante estos días, invitamos a Emily a que se quede con nosotras en la habitación ya que tenemos una cama extra sin ocupar así que varias de sus cosas ya está ahí. Nos quedamos un rato riéndonos e intentando sacarle información a Emily sobre Tom pero no cede y como estoy agotada después de este increíble día, les aviso que dormiré un rato para poder resistir la noche que nos tienen planeada. No sé por qué estoy tan cansada pero supongo que el único remedio para eso, es dormir un poco y comer más nutrientes, pero como no puedo hacer todo en la vida, me conformo con la primera opción y no pasan muchos minutos cuando el movimiento del barco me deja en un estado de letargo absoluto y caigo rendida como si fuera un bebé y alguien me estuviera meciendo.
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Renaciendo de las cenizas (Re-subiendo)
RomanceAlai Smith no sabe lo que quiere hacer con su vida. Solo está segura tres cosas: que su nombre significa alegría; que por más que lo ha intentado, no conoce el verdadero significado de esa palabra y lo más importante, que el ballet es su pasión. Su...