Estoy empacando las cosas que me parecen más esenciales antes de observar mi habitación por última vez. Siento mucha nostalgia y siento una opresión en el pecho que me dificulta respirar; pasé tantas cosas en este lugar, buenas o malas, da igual pero este siempre ha sido mi refugio desde que tenía diez años y no pensé dejarlo tan pronto ni que sería tan difícil hacerlo.
En el listado de cosas obligatorias que nos dieron decía: leotardos, puntas, medias puntas, zapatos de jazz, medias, micro suéter, chandal o calzas ajustadas, mallas para el cabello. Y como recomendaciones: moños, horquillas que es lo obvio. A todo eso, se le suma que tenemos que llevar ropa extra para los días libres y vestidos elegantes ya que una vez a la semana hay una fiesta de bienvenida para los huéspedes y en nuestro contrato está especificado que es nuestra obligación asistir y en caso de emergencias, animar el ambiente. Tengo demasiadas cosas que empacar, una maleta mediana y muy poco tiempo, en dos horas salimos hacia la otra ciudad. ¿Por qué siempre dejo todo para última hora?
A mi padre casi le da algo cuando supo que me iría, no le había contado nada antes de la audición porque no sabía si me aceptarían y eso lo molestó un poco, odia ser el último en enterarse de las cosas pero de todas formas ha aprendido a lidiar con eso desde que ya no vive con nosotros. Y tal como creía, opina igual que mamá, que no es una buena idea debido a mi «problema».
¡Dios! Esa siempre ha sido la excusa. Si quería ir a una fiesta, a casa de alguna compañera o de vacaciones con Nate, si incluso quería arreglar sola algún problema, la respuesta era siempre la misma: «¿Qué pasa si recaes? Si te pasa algo, no me lo perdonaré nunca» y así, continúe aislándome del mundo para terminar siendo quien soy; una ex anoréxica sin más amigos que otra anoréxica y un ex novio de mierda. De todos modos, terminé por resignarme a hacer cosas que no quería porque se los debía, porque con mis estupideces los he hecho sufrir más de lo que se merecen pero ya estaba bien, en esto no estuve dispuesta a ceder, lo quería con toda el alma y además, soy bastante mayor para tomar mis propias decisiones y esta vez me lo deben ellos a mí.
Así que, finalmente accedió y se ofreció a llevarme a la nueva ciudad aunque tuviera que conducir casi diez horas para llegar a Miami desde nuestra casa en Atlanta. Noah se ofreció a venir conmigo por el mes de ensayo, según él porque siempre quiso vivir con la tía Feli, pero eso no se lo cree ni él. Las mellizas y mamá se quedarán en Atlanta pero una semana antes de que me embarque también viajarán para aprovechar de despedirse mí y entre otras cosas, intentar de convencerme para que me quede. Cosa que no funcionará.
En estos momentos me estoy despidiendo de ellas cuando llega Mía con un dibujo muy lindo de una bailarina, que vendría siendo yo y una pequeña niña, ambas felices. Este pequeño detalle es el que me hace querer vivir y disfrutar la vida, Cassie por su parte, no me tiene un dibujo pero eso no es lo importante, lo importante es que su abrazo, me transmite energía positiva y amor, es increíble como un abrazo de una persona tan pequeña logre eso; es la magia que tienen en su interior estas dos niñas y deseo con toda mi alma que esa luz que tienen nunca se apague. Mamá está llorando desconsolada, no sé si es porque me voy por dieciséis meses o porque tiene miedo de no verme nunca más si es que vuelvo a lo mismo, es como si me estuviera yendo a la guerra.
Ya en el camino, comienzo a sentirme distinta, como si hubiese traspasado la muralla niña-mujer apenas salí de mi casa. Sé que suena como una tontería y tal vez piensen que estoy medio loca pero estoy hablando muy en serio, para mí este es un paso demasiado grande y muy importante.
Son diez horas de viaje y en casa por primera vez en la vida no discutí con Noah por ver quién iría en el asiento del copiloto, se lo cedí con gusto ya que necesitaba ir tranquila escuchando música, leyendo o incluso pensando, en vez de preocupada de la carretera y de que papá no se quedara dormido. Además, puedo estirarme en los asientos cuando quiera.
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Renaciendo de las cenizas (Re-subiendo)
RomanceAlai Smith no sabe lo que quiere hacer con su vida. Solo está segura tres cosas: que su nombre significa alegría; que por más que lo ha intentado, no conoce el verdadero significado de esa palabra y lo más importante, que el ballet es su pasión. Su...