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➡︎ Pareja: Leorio y Kurapika

➡︎ Au sin nen

➡︎ Capítulo único

"¿Por qué no ceder una vez?"

Leorio tenía su vida realizada, era un doctor reconocido y estaba casado

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Leorio tenía su vida realizada, era un doctor reconocido y estaba casado. Hasta hoy le da gracia el hecho de que se casó con un hombre al que detestó en un principio por su comportamiento tan hostil y poco respetuoso con él. Contrajo matrimonio con Kurapika Kurta, aquel que conoció tan joven y reservado, cosa que cambió con el pasar de los años y el acercamiento que hubo entre ellos. Otra cosa que le da risa son esas pequeñas discusiones que tienen de vez en cuando, recordándole su juventud llena de peleas a gritos por temas sin importancia. Si bien recuerda, fue en una discusión cuando sus sentimientos ocultos se liberaron.

Ahora todo es diferente, su vida como adulto estaba unida a la de su esposo, a quien amaba profundamente; pero no sólo amaría a ese rubio, sino también a la criatura no nacida aún que crecía en el vientre de este.

Kurapika llevaba un embarazo saludable, no por nada estaba bajo los cuidados de un médico amoroso, pero también estricto, ya que Leorio no siempre estaría de acuerdo con él y menos si se trataba de su hijo.

Hoy el segundo trimestre del gestante daba término, así que el doctor se tomaría unas largas vacaciones para cuidar de su pareja y del bebé próximo a nacer. Antes de tomar un descanso, los futuros padres debían ir de compras, no podían esperar a que el vientre del blondo se volviera más pesado y les dificultara salir para conseguir las cosas que necesitaría su crío. El de anteojos dijo que irían un jueves a las cuatro de la tarde.

Y el menor se caracterizaba por ser puntual.

—¡Leorio! ¡Apresúrate o me voy solo! —Miró el reloj, sus ojos grises estaban fijos en la hora desde hacía tres minutos, esperando a que el más alto bajara las escaleras para poder salir de compras —. ¡Leorio! —insistió, escuchando después los sonoros pasos de su marido.

El Paladiknight arreglaba su corbata, apurado por acudir al llamado del más bajo —. No te alteres mucho, Kurapika, podría hacerle daño al bebé —mencionó, viendo el rostro sin expresión del contrario, quien lo observaba con interés —. ¿Qué sucede?

Para sorpresa del mayor, el rubio sonrió genuinamente —. Es sólo que... Hacía mucho que no te veía con ese traje puesto, me trae buenos recuerdos. —Tapó su boca con una mano, asintiendo ante un moreno confundido —. Te queda muy bien, Leorio.

—¿Q-qué? ¿Por qué lo dices tan repentinamente? —preguntó el de cabello negro, sintiendo sus mejillas arder, a veces su esposo era muy impredecible. El de dorada cabellera soltó una corta y discreta risa.

—No es nada, ya vámonos —contestó, dirigiéndose al auto y sentándose en el asiento del copiloto, se colocó el cinturón de seguridad mientras el de lentes entraba al vehículo también. La tranquilidad que hubo durante el viaje hizo que Leorio sonriera, feliz por no tener a su lindo esposo alterado. Kurapika solía ser alguien muy silencioso en ocasiones, su pareja ya lo conocía y afirmaba que el de grandes ojos podría cambiar de emoción en cualquier momento, producto de las hormonas que no tenían equilibrio en su estado.

Mes de paternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora