➡ Pareja: Leorio y Kurapika
➡ Au normal
➡ Capítulo único
Desde que Pairo nació, el comportamiento de Kurapika pasó de ser calmado a ansioso, de cercano a lejano y de alegre a preocupado. Leorio, por su parte, había notado el cambio tan radical y confuso del rubio, su amado esposo, quien últimamente parecía ido con él, pero concentrado con su hijo.
¿En dónde estaba el hombre que lo miraba cariñosamente desde cada amanecer?
A veces su actitud le desesperaba.
Al principio era muy difícil para ambos, el nuevo horario de sueño y los llantos no los ayudaba a adaptarse a la rutina. Fue poco a poco que consiguieron recuperar el sueño y la comodidad, o eso pensaba el Paladiknight.
Su niño era hermoso, poseía un suave cabello negro que cubría su cabeza y unos grandes ojos marrones embellecían su rostro, contrastando con su piel blanca y fina. Todo en él era precioso para sus padres, incluso melancólico, ya que para el de dorada cabellera su bebé le recordaba mucho al querido amigo que tuvo en su infancia: la razón por la que su primogénito se llamó como aquel difunto y recordado compañero.
Era amado, tanto así, que Kurapika había dejado de trabajar por él, se dedicaba a cuidarlo y vigilarlo constantemente, más cuando dormía; acudía a su pareja cuando sentía que algo iba mal con el pequeño, lo analizaba mucho. Sonreía en algunas ocasiones, era callado.
Leorio se sintió intranquilo ante esa actitud, decidiendo que ya era suficiente cuando su consorte se quedó despierto toda la noche por estar viendo a Pairo. El Kurta se hacía daño y al mayor le entristecía, porque se comenzaba a sentir solo y angustiado por la salud mental del menor.
—Llegué —susurró una tarde cuando volvía de trabajar, sin saber si su retoño estaba dormido o no; nadie le respondió, por lo que caminó hacia su habitación para encontrar a su esposo mirando al bebé dormido en su cuna. Pairo dormía con ellos desde que nació a pedido del rubio, por eso a veces el médico sentía que prepararon una recámara para el bebé en vano.
El más bajo ni siquiera volteó a verlo, hipnotizado en la calma respiración de su hijo —. Bienvenido —respondió en un murmullo, escuchando el suspiro de su pareja; este se acercó a él y se sentó en la cama, abrazándolo gentilmente.
—Está durmiendo tan tranquilo, parece que nada puede despertarlo. —Le comentó, besando su mejilla con una sonrisa, Kurapika no dijo nada —. ¿Te encuentras bien? —Le preguntó ante el silencio.
—Sí —respondió, sin dejar de observar al niño. ¿Por qué lo miraría tanto? Preguntaba el más alto en su mente, imitando a su amado. Se aburrió rápidamente.
—Bueno, ya que está dormido, ¿por qué no vamos a comer algo? —Las orbes grises por fin se dirigieron a él, negando con amabilidad. Leorio bufó —. Vamos lindo, has estado cuidándolo mucho tiempo, descansemos un rato.
—Todo puede pasar si me voy un rato —contestó el menor, sonando un poco enojado. ¿Qué pasaría por su cabeza? ¿Qué pensamientos negativos tendría ahí que no podía despegarse de Pairo?
Al Paladiknight no le gustaba, así que decidió hablar —. Nada le pasará; estás raro, Kurapika, pareces paranoico. —Y supo que no debió decir eso, porque la expresión enojada del contrario lo hacía entender todo. Juraba que el Kurta se estaba conteniendo de gritarle por su hijo, ya que sólo respiraba profundamente y cerraba los ojos.
—Si tanto tienes hambre ve por comida —pronunció, confirmando su molestia.
Y, en realidad, el doctor no tenía apetito, sólo buscaba pasar tiempo de calidad con su esposo, así que negó con un leve sonrojo en las mejillas y decidió —. Me quedaré contigo, extrañé mucho a mi familia. —Le confesó, tratando de entablar una conversación con su pareja.
Pero el rubio se quedaba callado.
—Kurapika, dime qué te sucede, Pairo está muy bien y está dormido, ¿por qué lo miras tanto? ¿Por qué mides su temperatura cada media hora y te fijas en si respira o no? ¿A qué tanto le temes? —El hombre parpadeó atónito por las preguntas de su marido, quien sí lo había visto anteriormente y sabía que exageraba.
—Es... Importante ver que el bebé está bien —dijo, el más alto alzó una ceja.
—¿Revisarlo para ver si está muerto cada momento? ¿Por qué?
Recuerdos lo invadieron, cuando era guardaespaldas de un bebé con el que se había encariñado mucho —. Me han hablado de la muerte de cuna, es peligroso. —Aquel síndrome tan poco usual fue susurrado, sorprendiendo al médico por la mención de este.
—¿Muerte de cuna? Por favor, todo está bien con Pairo. —Lo calmó, comprendiendo su miedo —. Está en chequeo constante y tuviste un embarazo saludable, nada le pasará. —Le avisó sonriente.
—Pero Wobble-
—Lamento lo que pasó con la bebé que cuidabas, pero no sabemos qué padecía o cómo fue su desarrollo; no estabas con Wobble en todo momento, no fue tu culpa. —Habían hablado de aquel suceso varios años atrás, antes de casarse, y el Paladiknight no podía creer que su esposo aún lo recordara, volviendo a esas charlas cuando Kurapika se sentía culpable por la muerte repentina y sin causa de la menor.
Investigó mucho, pidió respuestas sin obtenerlas, y Leorio entendió que su pareja buscaba cuidar de quien amada, de su pequeña criatura, quien vivía el día a día con normalidad.
Lo abrazó fuertemente, como doctor, sabía de los pensamientos negativos y los cambios de humor de su marido después del parto, ¿cómo no se había dado cuenta antes?
Acarició su cabello, aspirando el suave aroma del rubio, sonrió —. Los amo, a Pairo y a ti, y no dejaría que algo les pasara. —Y sintió el abrazo correspondido, Kurapika volvió a encerrarse en sus recuerdos malos.
¿Por qué no le contaría todo a su esposo?
«Quizás algún día...»
Día veintidós terminado, amo que cada vez falten menos días <'3
No me gustó ni un poco el capítulo de hoy, nada de tiempo, ayuda.
ESTÁS LEYENDO
Mes de paternidad
Fanfiction¡Agosto de MPREG en Hunter x hunter! Un reto de treinta y un días que contendrá pequeñas historias de las diferentes parejas de Hunter x Hunter, entre estas encontrarán: Killugon Leopika Ikalshi ¡Y varias parejas más!