Pañal

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 Pareja: Ging y Kite

 Au sin nen

 Probablemente ooc

 Capítulo único

¿Qué tan difícil podría ser cuidar de un niño sin ayuda? Se preguntaba Ging, totalmente confiado de su capacidad como padre primerizo y acertado, viendo a su hijo dormir tranquilo en su cuna

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¿Qué tan difícil podría ser cuidar de un niño sin ayuda? Se preguntaba Ging, totalmente confiado de su capacidad como padre primerizo y acertado, viendo a su hijo dormir tranquilo en su cuna. Kite, su pareja, había salido y no volvería hasta el atardecer. Un día únicamente para los Freecss de sangre, ¿no era eso genial?

—Somos sólo tú y yo, Gon —susurró, reventando la burbuja de saliva que salía de la boquita de su unigénito, sonriendo —. Ese es mi hijo, igual a mí, nuestros genes ganaron —dijo, levantándose para alistar la leche que su esposo había dejado en la cocina, el bebé despertaría pronto.

Las cosas estaban en su lugar; los pañales y juguetes se guardaban en diferentes cajones, los chupones coloridos en otros y la ropa en el pequeño armario cerca de la cama del niño, quien abrió sus ojos y volteó su cuerpo boca abajo, comenzando a llorar por hambre.

Ya era una rutina, aunque esta vez lo haría el adulto solo. 

Se acercó a su primogénito y lo alzó sin mucha brusquedad, mirando su rostro lloroso y con babas; arqueó una ceja y una gota de sudor resbaló con su frente, sonriendo ladino al verlo ahora callado.

—Buenos días, hijo —saludó, alejándolo de su cuerpo al ver las rápidas patadas llenas de interés y energía, olvidando su llanto de hace poco —. ¿Por qué llorabas, eh? ¿Te sentías solo? —Lo acercó otra vez y lo acomodó en sus brazos, ejerciendo presión y dándole seguridad al menor. Agarró el biberón tibio y lo dirigió a la cara del bebé, quien lo sujetó con sus manitas y comenzó a comer con ánimo.

Ging paseó por la habitación y buscó un pañal, esperando a que Gon terminara de alimentarse, fue por toallas húmedas y dejó el paquete en el cambiador de pañal, tomando un paño de tela para llevar la cabeza del crío a su hombro. Palmeó su espalda suavemente y repetidas veces, como Kite solía hacer cada mañana. El eructo del bebé le hizo saber que debía enfrentarse a lo peor.

Su marido siempre lo hacía, y él también, pero se peleaban por no tener el turno en cada ocasión, peleas que eras mayormente ganadas por el más bajo —. Bien, no me queda de otra —suspiró, echando al pequeño Freecss en el cambiador —. Veamos qué tenemos aquí... Ugh —resopló, apartando la vista de los nada adorables desechos de su retoño; tapó su nariz por inercia y sacudió su mano intentado alejar el no tan fuerte hedor —. Gon, cada día creces más y huele peor —murmuró, doblando el pañal y sacando un paño húmedo.

¿Que si quería vomitar? Ging estaba aguantando sus ganas de alejarse y correr al baño, maldiciendo la ausencia de su amado para ganarle en un juego de piedra, papel o tijeras por no cambiar a su bonito bebé, ¡y claro que era bonito! ¡Era una copia suya!

Pero lo que ese niño hacía en el pañal no era bonito en lo absoluto.

Resignado, sólo le quedaba seguir limpiando a su hijo, dejándolo listo y con un pañal impecable tal y como Kite le enseñó. Secó el sudor de su frente y levantó a Gon otra vez, llevándolo a la sala para dejarlo jugar y gatear durante algunas horas, interviniendo cuando la criatura quisiera jugar con él o cuando llegara a zonas peligrosas, ya que cuando el bebé aprendió a gatear nunca se detuvo.

—Era cierto eso de tal palo tal astilla —recordó, alcanzándole al azabache uno de los cubos con los que jugaba, las risitas del menor lo hacían sentir orgulloso por su buen trabajo. 

Pero toda tranquilidad no podía durar, y menos si se trataba de un Freecss.

—Bien, Gon, ya pasó mucho tiempo y es hora de cambiarte el pañal antes de que papá vuelva —pronunció, escuchando los balbuceos del contrario, quien no entendió lo que dijo su progenitor y siguió con sus juguetes en su mundo.

La paz terminó cuando el adulto cargó a su hijo en medio de su juego de dinosaurios, haciéndolo quejarse y patalear con enojo —. Vamos Gon, sigue comportándote bien y Kite estará orgulloso de mí, merezco una buena recompensa. —Pensó en voz alta, cambiando su indescifrable expresión a una de horror por los sollozos de su pequeño, que luego se convirtieron en gritos.

Un berrinche, lo que más le costaba tratar.

Lo difícil no era exactamente cargarlo, la pesadilla era cambiarle el pañal como el albino le había indicado y esquivar las patadas del moreno bebé, quien tenía la cara roja por haber sido interrumpido.

Hizo movimientos bruscos, teniendo cuidado al mismo tiempo, pero los llantos de Gon no paraban y comenzaba a perder la paciencia. Lo echó de nuevo en el cambiador y jaló un pañal de la caja, cerrando sus ojos con fuerza al estar en un ambiente inundado de llantos y quejidos. Quitarle la ropa inferior le tomó mucho tiempo al no poder controlar las patadas del menor, quien no quería ser cambiado.

—¡Gon, quédate quie-! —Cerró la boca al instante y se alejó, espantado por ese chorro de agua que salió de repente; su cara palideció —. ¡Gon! —exclamó, atrapando al niño que buscaba escapar en vano. Puso el pañal debajo de él y en un abrir y cerrar de ojos lo ató a su cintura, justo cuando un hombre de largos cabellos ingresó a la habitación.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó el más alto, al ver el suelo mojado y a su hijo con el pañal al revés mientras lloraba desconsoladamente.

No había sido fácil como creyó en un principio, y admitirlo le supo amargo, Ging se rindió.

—Kite, necesito tu ayuda.

Recompensa cancelada, su esposo ganó.

Día veinte terminado, faltan once capítulos y me voy

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Día veinte terminado, faltan once capítulos y me voy... 

A escribir otros fanfics :D

Ya quítenme el bloqueo de escritor, es horrible </3

Mes de paternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora