Cólicos

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Pareja: Alluka y Pairo

➡︎ Au normal

➡︎ Capítulo único y corto, como siempre.

Pairo nunca se había sentido capaz de cuidar a alguien, incluso siendo adulto, probablemente por su discapacidad: era ciego

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Pairo nunca se había sentido capaz de cuidar a alguien, incluso siendo adulto, probablemente por su discapacidad: era ciego. Y ante la mayor parte de la sociedad, una persona que no podía ver no tenía futuro ni lo necesario para ser responsable más que de sí mismo por el resto de su vida.

Hasta que llegó Alluka a demostrarle lo contrario.

La conoce desde muy joven, y siente que la mujer apareció en su camino en el momento indicado, ya que cambió por completo su manera de pensar y le trajo una alegría que jamás imaginó vivir. 

Por la descripción que ella le dio y por las ocasiones en las que tocó su rostro, el hombre bajo aseguraba que la Zoldyck era hermosa por dentro y por fuera, despertando sentimientos en él. Su amorío inició hace años, algo inesperado para todos los que conocían a la pareja. Kurapika fue el primero en saberlo, inseguro y preocupado por ser una chica de importante apellido la que pretendía a su hermano invidente, al cual adoraba; Killua también tuvo una reacción similar, puesto a que su preciosa hermana y Pairo eran muy diferentes, además estaba la advertencia que su amigo rubio le dio, recordándole lo sensible que era el castaño y su corazón, el albino no estaba seguro de que Alluka pudiera cumplir sus promesas a pesar de ser mayor de edad; y Gon fue el único que se alegró por completo, felicitándolos y apoyándolos desde un principio. Fue el Freecss el que animó a su amado y a su amigo Kurta para que no pensaran en cosas negativas.

Así pasó el tiempo, demostrando que el amor de los jóvenes era real y duradero. Se casaron bajo la aprobación de sus familiares y unieron sus vidas para siempre, seguros de que ese sentir nunca terminaría. Y su hijo confirmó aquello.

Haruka nació fuerte y saludable, aliviando al progenitor por no haberle heredado alguna enfermedad a sus ojos, los cuales eran de un hermoso color azul. Su esposa siempre estuvo para él y viceversa, apoyándose en la crianza de su pequeño tesoro. Comprobó que sí era capaz de cuidar a su criatura, ser útil sin importar su condición, su amada siempre tuvo razón: podía ser un excelente padre.

O eso pensaba hasta hoy.

Lo cargaba y arrullaba, a altas horas de la noche, buscando calmar su llanto, que comenzó hace mucho. Quería unirse a su bebé y llorar también, le desesperaba no saber qué tenía, y la madre estaba igual. 

—Ya, ya —murmuraba, meciéndolo cuidadosamente —. Has llorado demasiado, pequeño, ¿qué sucede? —Le preguntó angustiado, caminando de un lado a otro. La azabache tampoco había pegado un ojo en toda la noche.

—No podemos seguir así, Haruka ya comió y tuvo un cambio de pañal, tiene buena salud. ¿Qué pasa con el niño? —Se cuestionaba, triste porque su hijo lagrimeaba sin detenerse.

—Tal vez podríamos llamar a su pediatra —comentó, recibiendo una negación por parte de su pareja.

—Es tarde, no creo que sea buena idea justo ahora, no responderá. ¿Y si llamamos a Kurapika?

El más bajo sacudió su cabeza horizontalmente —. Él no tiene hijos, y no quiero molestarlo más, menos ahora que está recuperando su horario de sueño. —Volvió a mecer al bebé, que lloraba con su rostro enrojecido.

La de negros cabellos arrugó el entrecejo, agarrando su teléfono; no quería, pero recordó las palabras de su hermano mayor, quien siempre le ofreció su ayuda, y no soportaría seguir escuchando los quejidos de su retoño. Colocó su teléfono en el oído y sintió sus ojos arder, resignada.

Killua llegó a la casa de Alluka y Pairo poco después, tocando la puerta suavemente y siendo recibido al instante por el hombre, quien lo invitó a pasar hasta la alcoba del menor. La Zoldyck, desde su matrimonio, había estado un poco resentida con el de blanca cabellera, ya que este dudaba de su madurez y la había hecho sentir como una niña; por eso no le gustaba la idea de pedirle consejos o favores, no quería que la viera como alguien dependiente.

Se sintió identificada con Pairo, quizás por eso se entendieron rápidamente y encontraron muchas cosas que admirar del otro.

El mayor interrogó a los padres primerizos, pensando en lo que su sobrino podría tener. Recordó cuando Mike era un chiquillo como él, llorando por diferentes motivos cada noche, apoyándose con su esposo y hasta recibiendo la ayuda de Mito. Un consejo y nuevo aprendizaje nunca estaba de más.

En menos de una hora calmó el llanto del bebé, recostándolo boca abajo sobre su regazo y dando leves palmaditas en su espalda, sorprendiendo a los progenitores por la rapidez del albino al tranquilizar a Haruka.

El hombre les explicó que eran cólicos y que lo único que necesitaban era hacerlo eructar o pasear, como alguna vez Mito le había enseñado a él y a Gon. Los menores se sintieron tontos, viendo al más alto volver a su hogar con su familia.

Con su hijo durmiendo, tanto Pairo como Alluka dudaron de sí mismos, mirando al bebé en su cuna y suspirando.

El joven ciego parecía más decaído, siendo notado por su esposa, que se obligó a ser fuerte y tocó su hombro.

—No te preocupes, a la próxima ya sabremos qué hacer. —Le dijo, sonriendo sin importarle saber que el contrario no la veía —. Lo estamos haciendo bien.

El castaño se quedó en silencio, pensando en las palabras de su pareja; decidió creerle, sonriéndole también.

Quizás sí era un buen padre y no era malo recibir ayuda al no saber.

Quizás sí era un buen padre y no era malo recibir ayuda al no saber

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Día veinticinco terminado, me gusta la pareja :>

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