Capítulo 40

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Aquella casa abandonada que ahora se encontraba en buenas condiciones gracias a los cuidados y limpieza que Eva le proporcionaba al sitio, era lo suficiente como para que fuese un buen sitio para estar, en ese momento se encontraba Aurora y Eva hablando de forma alegre.

Pronto caería la noche, por lo que sabían que aquella salida pronto terminaría, sin embrago decidió seguir la fiesta con Eva, ya que sabía que Elizabeth no llegaría a la fiesta, parecía ser que ella tenía otros palanes, por ello, aquella mujer de piel cobriza le invitó a ir, sin embrago la chica rechazó la propuesta.

—Prefiero quedarme aquí contigo—. Le dijo Eva mientras suspiraba, parecía que tenía muchas preocupaciones encima suyas, pero no le externó nada a Aurora quién presintió que no debía de preguntarle—. Si voy a la fiesta lo más probable es que me encuentre de frente a Lucía y no quiero eso.

—Ella no irá a la fiesta—. Le aseguró la mujer, pero incluso con eso Eva no accedió.

—De todas formas, no iré, tengo que regresar a casa, ya es tarde.

—No quieras usar esa excusa, cuando sé perfectamente que tus padres no están en la cuidad—. Le dijo ella mientras ponía los ojos en blanco por la molestia que sentía que la chica estuviese poniendo excusas para pasar un buen rato—. Dame una buena razón y dejaré de insistir.

—Tengo que cambiarme, llegar hasta mi casa y volver a regresar—. Le explicó ella con la esperanza de que fuese suficiente pero al ver aquella mirada de Aurora, sabía que ella ya había encontrado una alternativa para poder solucionar la problemática que Eva le estaba poniendo en la mesa.

—Ya no quiero ir a la fiesta, me he dado cuenta , mi ropa ya está sudada—. Eva agradeció que ella reconociera que en aquel lugar no había electricidad, solo era el aire refrescante que entraba por las ventanas, pero igual se sentía un poco de calor—. Vamos a tu casa en ese caso.

—No—. Dijo ella inmediatamente antes de que Aurora siquiera siguiese hablando, interrumpiéndole—. Tengo vecinos que ven quién entra en mi casa ya que mi padre cree que voy a meter a chicos en su ausencia, así que no.

—En ese caso iremos a mi casa—. Le dijo ella y al ver que Eva iba a responder, decidió seguir hablando—. Te bañas en mi casa y te prestaré ropa, además cenarás gratis ya que conseguí unos cupones y te invito a cenar, ¿qué opinas?

Eva solo suspiró pero aceptó aquella improvisada salida, que hizo que ambas saliesen de aquel escondite que ambas solían usar para reunirse implemente para pasar la tarde juntas, a ambas es agradaba el pasar tiempo la una junto a la otra, para Eva, era raro que pudiese ser completamente ella sin necesidad de sentirse juzgada, por ello le agradaba Aurora, quién podía pasar perfectamente desapercibida como una mujer tonta, pero ella era mucho más que eso.

Aurora siempre solía pretender ser más tonta de lo que realmente era, cosa que le sorprendía a Eva, ya que muchas veces la opinión que otros tenían de Aurora era que era un poco tonta para lo guapa que era, pero que también solía llevarse con muchas personas que solían tener buenas conexiones, ella le era muy fácil encontrar amistades que le pudiesen servir para beneficio propio, por ello, Eva se cuestionaba de forma constante, cuál era la verdadera razón por la que Aurora rondaba a sus alrededores, la chica comenzó a mirar el cielo el cual se comenzaba a tornar oscuro mientras se preguntaba qué era lo que pasaría el resto de la noche la chica que siempre tenía aquel bello afro que le había contado que tardaba su tiempo en hacer que luciera de esa forma.

Una persona que se encontraba recargada a las afueras de su casa se comenzaba a impacientar. La chica sabía que era bastante temprano para las fiestas que solían haber en la universidad, por lo que se cuestionó el por qué saldrían aquella hora, casi todas las incertidumbres se esfumaron de la cabeza de la chica tan pronto vio llegar a Elizabeth, quién venía incluso más informal de lo usual, tenía su camisa sudada con un poco de grasa en ella, había llegado la rubia respirando de forma agitada.

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