Capítulo 31

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Aquella semana era muy pesada para los estudiantes ya que los parciales parecían como pesas en los talones de aquellos estudiantes, tanto Thomas como Lucía tenían cosas que estudiar y aprovechaban que los días entre semana el restaurante no estaba tan lleno, así que los que eran meseros los suplían para que esos dos continuaran estudiando ya que traían hasta los libros que necesitaba, ambos se encontraban en silencio en la sala de estar para los empleados que era un pequeño cubículo con una mesa junto a sus cuatros sillas, no había música.

El único ruido que se escuchaba era como subrayaban las hojas de sus libros y algunos apuntes que hacían mientras estudiaban, pero uno de los meseros que estaba cubriendo turno entró a la sala de descansos para pedirle a los dos que salieran, que habían llegado más clientes, ambos suspirados porque su sesión de estudio había sido interrumpida, colocaron separadores y los lapiceros entre las libretas junto a los libros mientras salían a toda velocidad al restaurante para encontrarse que parecía que pronto habría una fiesta que sería dentro del mismo restaurante.

Pero se sorprendió ver a Eva en el mismo sitio, solo que parecía más tensa, por lo que ella volteó a ver el resto de los integrantes dándose cuenta de que entre ellos se encontraba el pastor García, el mismo padre de Eva, por lo que decidió no atender aquella mesa para nada, le dejó la mesa a Thomas quién también rodo los ojos mientras hacía una mueca casi indistinguible de disgusto, ya que sabía quién fue Eva en la vida de su casi hermana Lucía.

Eva estaba nerviosa, desde que supo que la velada de la iglesia sería en aquel lugar se había rehusado a ir, sin embargo su padre le obligó a ir, con la condición de que la castigaría por el resto del mes si no asistía, por lo que fue a regañadientes, pero se terminó encontrando a Lucía, quién esperaba que su padre no la viera.

Los padres de Lucía le habían dicho al pueblo entero que su hija se había ido con unos tíos a Carolina del norte, así que sería una gran sorpresa para aquel hombre verla, significando que los padres de Lucía estaban mintiendo, pero agradecía que su padre estuviese de espaldas de la otra mesa que también tenía a unos misioneros que se encontraban parando en la cuidad mientras todos se estaban quedando en la casa del padre García, parecía ser que las cosas iban bien de momento.

Pero Eva no se quejaba de aquella oportunidad de ver a Lucía, se sorprendió de verla trabajar, dándole aquellas esporádicas sonrisas que ella solía darle de forma ocasionales cuando ambas estaban solas en aquellos días que le parecían muy lejanos ,cuando ambas todavía vivían en Garret.

Su mente le llevó a un buen recuerdo de nostalgia mientras comía aquella pasta que le recordó mucho a la comida instantánea que algunas veces ella le llevaba a su casa, ya que su padre por ser un pastor solía viajar de forma seguía a la cuidad para buscar ciertos suministros para las misas, y ella solía compara cosas nuevas para probarlas con Lucía.

—Esto es completamente nuevo para mi—. Aquella mirada y sonrisa que tenía Lucía en su rostro era algo que recordaba constantemente ya que era una de sus cosas favoritas en el mundo—. Pero debes de probarla primero tú Eva, por si no sabe buena.

—Comí una antes de traer esta—. Le dijo ella mientras la otra se sorprendí y le daba el intento de probar aquellos fideos que estaban un poco calientes por aquella agua hirviendo que habían calentado en casa de Lucía—. ¿Te gustó?

—No—. Por la mueca que hizo aquella chica, Eva comenzó a reírse a carcajadas por la forma en la que su chica negaba por haber comido aquella sopa—.¿Cómo te has podido comer esto?

—Mis gustos son diferentes a los tuyos—. Decidió robarle un beso a la chica aprovechando que todavía su boca tenía aquel buen sabor que le había agradado—. No sabe tan mal.

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