Capítulo 06

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—¿Estás seguro?

—Sí, completamente seguro.

—¿Cómo mierda le voy a escribir eso, Felix? ¿Acaso quieres que parezca un maldito desesperado? —se quejó Jisung con el ceño fruncido.

—Bueno, en este momento te ves como uno —refutó el rubio y solté una pequeña carcajada, guardando silencio cuando Jisung me dedicó una mirada asesina pero aún manteniendo una sonrisa divertida en mi rostro.

Aunque intentara intimidar con su ceño fruncido lo que lograba era causarme ternura; su nariz se arrugaba un poco y un pequeño puchero se formaba en sus labios, por lo que se acentuaban sus mejillas y le daban la apariencia de una pequeña ardilla.

—Hyung, ¿tú qué me aconsejas? —Sung se giró a ver al mayor del grupo con una expresión de sufrimiento y éste sonrió suavemente.

—Lo que siempre digo, sé tú mismo. Si ese chico es para ti, le gustarás tal y como eres; pero si debes fingir ser algo que no eres para agradarle, definitivamente, ahí no es. —Las sabias palabras de Chan parecieron calmar notablemente los nervios de mi mejor amigo, puesto que sus hombros, antes tensos, se relajaron casi inmediatamente.

—Entonces no debo preocuparme mucho, ¿cierto? Si es para mí, las cosas se irán dando. —Lo miró curioso y éste asintió.

—Exacto. Y si las cosas no salen como lo planeaste, tampoco debes deprimirte por eso. Simplemente debes respirar hondo y seguir con tu vida, con el pensamiento de que al menos lo intentaste.

Me quedé pensando varios segundos en eso último que dijo Chan, llevándolo a mi situación actual con aquel chico rubio de la fiesta. Y sí, tenía razón. La vida continuaba y no podíamos hacer más que respirar hondo y seguir nosotros también.

Y si estábamos destinados a vernos de nuevo, lo haríamos tarde o temprano.

Pero de verdad esperaba que fuese más temprano que tarde.

•••

—Bueno... Te veo mañana, Jin-ah. No vayas a hacer nada estúpido mientras no estoy, ¿bien? —Me amenazó la ardilla que tengo por amigo señalándome con su dedo índice.

Agarré su dedo rápidamente y lo mordí causando que soltara un pequeño gritito y frunciera el ceño, mientras yo por mi parte sólo sonreí divertido.

—No puedo prometerte nada. En la fiesta me hiciste prometer eso y mira lo que pasó —dije soltando una risita mientras llevaba inconscientemente mi mano a mi cuello, específicamente al lugar de la mordida.

—¿Y si aquel chico era un vampiro? O sea, ¿por qué te mordería de la nada y te diría que es un regalo?

Recuerdo. —Lo corregí—. Dijo que era un recuerdo, no un regalo.

—Meh, casi lo mismo. —Se encogió de hombros restándole importancia.

—No es lo mismo, y no me digas que de verdad crees que los vampiros existen. —Me crucé de brazos mirándolo incrédulo.

—Tal vez sí, tal vez no... Pero si existieran quisiera un Edward Cullen, por favor. —Juntó sus manos y miró al cielo como si estuviese haciendo una plegaria, a lo que solté una risita.

—Sí que te gusta ese vampiro, ¿no?

—¿Qué no te quedó claro con el verano que nos vimos la saga unas diez veces seguidas?

—Cierto, lo había olvidado —admití y recibí un zape de su parte, como era costumbre cada vez que mi memoria de Dory salía a flote.

—¿Cómo pudiste olvidarlo? ¿Acaso quieres que la veamos diez veces más? —Me amenazó con los ojos bien abiertos.

ɪ ᴋɪꜱꜱᴇᴅ ᴀ ʙᴏʏ [ʜʏᴜɴɪɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora