Capítulo 13

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Ya habían pasado varias semanas desde mi primera salida con Jeongin y nos habíamos acercado bastante desde entonces. Habíamos salido más veces y cuando no podíamos vernos hablábamos por mensaje o si estábamos desocupados hablábamos por llamada; también hicimos videollamadas algunas veces. Ya me había mostrado fotos y videos de su habitación y su colección de figuras de anime era en verdad impresionante, también sus posters. Gracias a eso noté que compartíamos bastantes gustos en cuanto a nuestros animes favoritos, lo que era genial porque podía hablar con él sobre alguno e iba a entender perfectamente el tema. También si veíamos alguno nuevo se lo recomendábamos al otro y luego dábamos nuestra opinión sobre la trama, la animación y cosas así. Era genial lo bien que nos entendíamos.

—Vamos, te debe gustar alguno de los chicos, no te creo que sólo porque lo viste cuando eras "hetero" no te haya llamado la atención alguno.

Sí, le había contado un poco de mi pasado, al menos la parte de que de un tiempo para acá comenzaron a atraerme los chicos, porque no siempre me llamaron la atención de manera romántica. O tal vez sí, pero supongo que no lo admitía por lo que había pasado con Sana y Yeji, aunque de eso no le conté nada aún, ni de lo tremendamente homofóbico que fui.

—Bien, bien. Tú ganas, sí me gustaban algunos pero jamás lo admití —respondí resignado.

—Mmm... Déjame adivinar... Sanemi.

—Pues... No está mal, pero no.

—Tomioka.

Sonreí.

—Él es uno, pero hay otro.

—Ya sé, Uzui.

Asentí, soltando una risita.

—Él es mi personaje favorito.

—Bueno, debo decir que por un lado sí me lo esperaba. Se nota que te gusta lo extravagante. —Sonrió pícaro y señaló su cabello, haciéndome reír.

—Oh, entonces a ti te gusta serlo, ¿no? —Le seguí el juego.

—Tal vez... Sólo un poco... —Se rió divertido.

—Hablando en serio, sí me encanta tu cabello. Ese color te queda genial.

Sus mejillas tomaron un lindo tono rosado y sonrió avergonzado.

—Gracias.

Terminó de tomar su batido y apoyó su cabeza en mi hombro, cerrando los ojos mientras la suave brisa movía sus azulados mechones de un lado a otro.

En este momento nos encontrábamos en un parque, habíamos decidido hacer un picnic algo improvisado y ahora estábamos recostados contra el tronco de un gran árbol, disfrutando de la sombra que este proveía a su alrededor. Ambos habíamos salido temprano de clases y habíamos decidido vernos aquí para conversar un rato.

Como si no fuese suficiente el tiempo que pasamos hablando por teléfono a diario.

—Me gusta este lugar —susurró con voz tranquila, tomando una respiración profunda, llenando sus pulmones del aroma a césped y madera.

Era realmente relajante.

—Podemos venir siempre que quieras —respondí en voz baja, apoyando mi cabeza sobre la suya.

Lo cual hizo que sonriera y tomara una de mis manos entre las suyas, jugueteando un poco con mis dedos.

—Me gusta esto, estar así... Contigo.

Mi corazón se aceleró al escuchar sus palabras.

Créeme, no eres el único.

Sin decir una palabra entrelacé sus dedos con los míos y besé el dorso de su mano, sorprendiéndolo un poco.

ɪ ᴋɪꜱꜱᴇᴅ ᴀ ʙᴏʏ [ʜʏᴜɴɪɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora