- ¡Mamá, mamá! ¡Hay una niña en el suelo!
Esas fueron las primeras palabras que escuché provenientes del chico pelinegro de ojos color menta.
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- Spoilers del manga¡!
- Partes sad :'>
- ¡FEM!Reader
TW: mención a autolesiones y agresiones sexuale...
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Asco. Eso es lo que la cara del padre de t/n expresaba cuando la vio por primera vez.
En una familia donde solo habían nacido hombres, nació la primera niña. Y todo era un caos. Al final el padre de la recién nacida la aceptó, pero eso sí, la entrenaba hasta que la niña se desmayaba. Los entrenamientos empezaron a los 4 años, y no eran para nada fáciles.
Cuando acababan, la niña siempre tenía la espalda llena de latigazos, y no solo por entrenar, sino también por castigo. Por no hacer las cosas como su padre quería. Por no ser tan buena como su padre quería. Por no ser quién su padre quería que fuese.
.•♫•♬•♬•♫•.
El gran día había llegado. La abuela los iba a visitar una vez al año, y justamente ese día era el que más cariño recibía la niña. La abuela fue la única persona que le mostró que era el cariño, que era el amor. Cosa que ni su padre le había enseñado.
- ¡Abuela, abuela!- Gritaba la niña feliz.
- ¡Hola mi nubecita! - Y la abuela recibió a la niña en sus brazos, quien recientemente había bajado las escaleras lo más rápido que pudo.
Las horas pasaron más rápido de lo que le hubiera gustado a la niña, pero no podía rechistar, suerte tenía de que pudiera venir la abuela algún día a su casa.
Antes de marcharse, la mujer mayor se acercó a la niña, y le extendió un papelito.
- No lo leas hasta que estés totalmente sola, ¿Me has entendido? - Susurró a la oreja de la pequeña. La niña asintió un poco confusa, pero confiaba en la abuela. Confiaba en su aba.
La niña no acabó de entender mucho a que se refería, pero pudo ver que al girar el papelito había una dirección. Se sobresaltó al escuchar los gritos e insultos de su padre en la planta baja de su casa, y más se asustó cuando bajó y lo vio por primera vez golpeando a su madre, quién estaba tumbada en el suelo.
Cuando los golpes que le proporcionaba su padre a la pobre mujer cesaron, el hombre se fue del salón, dejando a su esposa toda ensangrentada en el suelo. La niña bajó corriendo hasta el primer piso, y fue a socorrer a su madre, con la cual no había hablado desde hacía 2 AÑOS. En casa no se dirigían la palabra, ni se miraban.
- Mamá, tranquila, te vas a poner bien, te lo prometo, mami, aguanta por favor, ma... - La niña hablaba mientras lagrimas amenazaban con salir de sus ojos.
La niña llevó a su madre al baño del primer piso, y allí la sentó en el retrete. Sacó un botiquín para emergencias y empezó a sanar el rostro de su madre, bajo la atenta mirada de ésta misma. Al acabar lo recogió todo, y cuando se iba a retirar, sintió como una mano jalaba de su brazo, y después sintió los cálidos brazos de su madre rodeándola. Se sintió bien. Se sintió acogedor.
- Lo siento mi niña, lo siento tanto... No te pude proteger de tu padre... No te pude proteger del monstruo que es... Te prometo que nos escaparemos... Te lo juro...
- Mami, tranquila, la abuela me dijo que podíamos ir a su casa cuando quisiéramos. Podemos marcharnos mañana.
- No mi amor... E-estoy embarazada... Lo siento, pero tendremos que esperar a que nazca tu hermanito.
La niña se quedó en shock un momento, pero luego asintió decidida.
- Te prometo que voy a cuidar de mi hermanito, y cuando tenga un año nos fugaremos... Me voy a portar bien mami...
- Gracias por comprender mi pequeña nubecita...
Se separaron del abrazo, y cada una se fue hacia su habitación.
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No tengo mucho que decir la verdad... Bueno, me está gustando escribir esta historia. Creo que Muichiro es un muy buen personaje, y lo admiro mucho. Bueno, eso.
