Capítulo 2

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                                                                                                                                                       4 meses despues

Los siguientes cuatro meses fueron bastantes agobiantes y duros debido a que estaban por graduarse. Algunos días iba a la tienda de antigüedades que ahora manejaba Cara. Ambas habían establecido un vínculo aún más fuerte. Se entendían y juntas estaban saliendo adelante.

Lando y Cara eran todo lo que Anne necesitaba, aunque en el fondo sabía que alguien más faltaba y que ya nunca más lo vería. Pero con el tiempo el dolor ya no eran lágrimas diarias y sueños de con dolorosos recuerdos de su vida juntos; ahora eran fuerza, la cual había tomado de sus seres queridos y las cosas que amaba y así poder vivir día a día un poco mejor, solo un paso a la vez, como los bebés,  aunque a veces prefería gatear que caminar, era más fácil pero un poco más doloroso.

Algunas cosas habían cambiado para siempre, ya no podía ver películas románticas y cuando leía alguna historia romántica se tomaba un momento para llorar sin saber bien por qué, pero con el tiempo fue más fácil vivir con ese dolor. Fue un poco más fácil vivir...o sobrevivir.

— Les juro que si algún día logro salir de esta universidad no volveré a menos que sea como espíritu para atormentar alumnos— dijo Cara con desesperación. Estaban en la recta final de su carrera y muy nerviosos por su último examen. Las ojeras eran evidentes en los tres pues toda la noche se la habían pasado estudiando hasta muy tarde, excepto cuando hicieron una pausa para hablar de las catastróficas posibilidades de si reprobaban o si las preguntas que les harían los hacían llorar a mitad de la evaluación hasta que Lando corrió al baño a vomitar y entre risas le dieron apoyo a través de la puerta del baño porque aunque lo querían no podrían ver eso, así que decidieron hacer una pausa para comer pizza y relajarse.

— Todo saldrá bien Cara, ten — le entregó uno de sus chocolates favoritos y ella lo vio con ternura y algo más que no supo descifrar Anne. Ambos se habían gustado desde siempre pero Alice era obstinada, así que siempre se la pasaban peleando como un viejo matrimonio pero en el fondo Anne sabía que terminarían juntos.

Alice tomó un pedazo de su barra de chocolate y la comió relajándose un poco. Anne se movía sin darse cuenta de su anillo de compromiso, ella no se lo quitaba nunca. Se había vuelto una especie de tic moverlo en su dedo cuando estaba nerviosa sin darse mucha cuenta. Alice vio el gesto pero antes de que pudiese decir algo la llamaron porque era su turno. Se levantó, alisó su traje y se encaminó decididamente con esa mirada dura y fría que la caracterizaba, hacia su destino. Lando la siguió con la mirada hasta que desapareció por las puertas y soltó un suspiro leve, Anne se rio disimuladamente antes de volverlo a molestar.

— ¿Cuánto tiempo más deseas esperar para invitarla a una salir? — preguntó con una nota de risa.

— Pero ¿qué dices mujer?— Lando se enderezó en su asiento y como el rey del drama que es comenzó a vociferar a diestra y siniestra — Nosotros en una cita debería ser considerado como un referente del fin del mundo, antes de que podamos abrir un hoyo en el centro de la tierra y excavar hasta China, ademas...

Anne puso los ojos  en blanco y dejó de escucharlo porque ya se sabía ese discurso demasiado bien, pero al menos le serviría para no estar nervioso por su examen pues momentos después lo llamaron y él iba algo más calmado mientras se burlaba de Anne por ideas tan "desbaratadas" .

Anne a veces no entendía cómo es que habían terminado siendo amigos pero era feliz de tenerlo en su vida. Minutos después de la llamaron para pasar a presentar su examen. Salió bastante bien, mejor de lo que esperaba en realidad, casi no se había notado su nerviosismo excepto cuando entró al pequeño auditorio y se tropezó en las escaleras bajo la mirada preocupada de sus evaluadores, pero eso se debió a que era bastante torpe. Después de ese mal paso, literal, todo transcurrió con normalidad y al salir del aula se sintió más tranquila por un peso menos.

— AHORA TOCA DISFRUTAR MIS QUERIDOS COLEGAS — vociferó August, una chica pequeña y pelirroja que siempre fue bastante tranquila en la carrera pero que ahora parecía alguien muy diferente — los veré en el aeropuerto, inútiles.

Todos la miraron bastante sorprendidos y alegres siguiéndola por las puertas hablando sobre el tan esperado viaje de graduación a Italia al que partirían en unas horas más. Así que todos se fueron a su casa bastante animados y más tranquilos después de terminar todos los pendientes de la escuela.

Solo faltaría la graduación pero serpia dentro de un mes, sin embargo en dos semanas publicarían los resultados, tan solo a unos días de haber vuelto de su esperado viaje para el cual habían ahorrado durante tres años. Después vendría la graduación, pero todo eso parecía algo lejano, no por el tiempo sino porque solo podría pensar en su semana en Italia .

Anne terminó su maleta por la noche y cenó con su madre antes de que partiera a su turno de enfermera nocturna, recogieron todo y se despidieron con algunas lágrimas, ella no podría llevarla al aeropuerto porque tenía trabajo pero Anne lo entendía.

— Prométeme que te divertirás o al menos lo intentarás — dijo su madre entre lágrimas besando su frente, Anne forzó una sonrisa pero respondió con sinceridad.

— Lo haré mamá, no todos los días se va a ¡Italia! — y su mamá sabía que de verdad lo haría. Anne había mejorado mucho en los últimos meses y aunque sabía que no era fácil la admiraba por su esfuerzo y progreso.

Anne terminó de recoger todo y se fue a su cuarto a recostar, hacía mucho tiempo había decidido que la tristeza y dolor no la definirían ni la detendrían, pero cada vez que alguien la miraba como su madre lo había hecho hace un momento, como una chica frágil y que había perdido al amor de su vida, sus convicciones tambaleaban pero esta vez estaba decidida.

Se levantó a las 2 de la madrugada y se alistó, en el espejo vio una figura de estatura mediana, cabello miel brillante y largo que caía hasta su estómago, lo recogió en una coleta con una gorra y se lavó la cara, las ligeras pecas de su rostro la hacían parecer una galleta o eso pensaba ella. Sus ojos aun le faltaban algo de brillo pero ya no se veían tristes como meses atrás, era muy bonita, llena de inseguridades por cosas sin sentido y lo único que le gustaba de ella eran su cabello miel y largo además de sus ojos grandes y expresivos color avellana.

Cogió sus cosas y salió de su casa, tomó un taxi y al llegar al aeropuerto vio a Lando y Cara peleando por quien se sentaría en la ventana. Anne prefirió no mencionar que los boletos ya tenían asignados los lugares y ella había tomado la ventana porque era divertido verlos pelear.

Eran un grupo relativamente pequeño, en comparación con otras carreras, solo eran 12; Anne, Lando, Cara, August, Logan, Fernanda, Terry, Tessa, Olivia, Oscar, Liam. Todos diferentes pero unidos por el amor a las letras. Nunca fueron particularmente unidos pero todos se llevaron bastante bien, algunas tuvieron historias amorosas entre ellos, lo cual con el tiempo se encontraron eran terribles ideas, pero con el tiempo todo se resolvió bastante bien en comparación con otras carreras de la universidad.

El viaje fue tranquilo y lleno de emoción, todos hablaron de las cosas que harían y visitarían. Anne pensó en que este viaje podría ser un nuevo inicio, se sintió lista, lista para la aventura y la emoción, dejar atrás a la triste Anne y recuperar a la alegre, una nueva oportunidad para conocer el mundo y eso la hizo feliz. 

Segunda oportunidad | Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora