Capítulo 13

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Charles's pov

A penas salió Anne de la oficina me di cuenta del error que había cometido. Verla alejarse con una increíblemente dolida expresión me causaba dolor y confusión.

Nunca la dejé explicar nada y quizá era lo mucho que me gustaba que a pesar de saber ella amaba a alguien más yo prefería ser el otro que perderla.

Infidelidad es algo que nunca perdonaría, pero ahora, por ella ¿me taparía los ojos? ¿la seguiría? Era extraño lo que te podía hacer el querer a alguien. Como tus prioridades y valores podrían flaquear.

Esa noche no pegué un ojo, solo pensaba en esos ojos que los últimos cinco años me perseguían en sueños. ¿Cuántas veces rogué para conocerla, y ahora que estaba en la misma ciudad la dejaría ir?

Sabía con exactitud la hora de su vuelo y la hora en que los pasarían a recoger al hotel, así que decidí ir, no pensé que decir supuse las palabras llegarían. Y entonces la vi bajar las escaleras con las maletas, entregarlas pero no subir a la van, solo veía el hotel con una mirada extraña y pensé en acercarme pero por alguna extraña razón no me atreví.

Supe en el momento que me arrepentiría de eso el resto de mi vida pero igual ya era muy tarde.


...





Los días que siguieron fueron agotadores por decir menos. No tenía ánimo para nada ni nadie y además tenía una cantidad excesiva trabajo. El nuevo restaurante estaba a dos semanas de la apertura y a pesar de ser de mis grandes sueños solo me sentía incompleto.

Traté de salir y ver a mis amigos pero los lugares se veían comunes y las fiestas vacías.

Simplemente me sentía como un alma en pena, un fantasma que se la pasaba andando por los caminos de lugares donde alguna vez viví.

Era extenuante,  no sentía fuerza o ánimo que me llevara. Funcionaba como piloto automático.

Era increíblemente desesperante como una persona con la que estuviste tan pocos días podía cambiar y desestabilizar tu vida. Lo peor era que todo me recordaba a ella.

Pensaba en los lugares que visitamos y los que no, las cosas que me hubiese encantado mostrarle y preguntarme qué hubiese dicho de el sabor de un nuevo platillo o de la puesta de sol, ¿le gustarían mis planes o ella armaría nuevos?

El "hubiera", el "qué tal si...", los " y si yo", "y si nosotros", "y si..."

Me estaban matando.

Lo único que me mantenía medianamente cuerdo y con propósito a salir eran los preparativos para el restaurante, por el cual había trabajado tanto y era algo que a pesar de todo generaba emoción y nervios. Casi me hacía olvidar todos mis otros problemas.

La apertura por fin llegó y con ello la visita de mi madre, criticó solo la mitad de las cosas así que diría sería un éxito el lugar.

Las cosas salieron bien, mucha gente vino y pareció encantar. Eso me hacía feliz. Ver que alguno de mis más grandes sueños se volvía realidad. Aun tenía muchos más pero este era solo el inicio y un gran impulso.

Solo esperaba mi padre estuviese orgulloso.

Él nunca vio siquiera pisca de este sueño. ¿Se molestaría porque no seguí el karting? O ¿hubiese apoyado ambas carreras? Eso era lo más probable. Él siempre había sido y buscado porque Arthur y yo fuéramos felices.

La visita de mi madre fue esperadamente corta, me hizo prometerle iría a Mónaco en las vacaciones próximas para una premiación importante

Por la noche, después de despedir y cerrar ambos restaurantes acompañé a mi madre al aeropuerto asegurando estaba bien e iría a su premiación.

Segunda oportunidad | Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora