Casi 15 horas después, 10 peleas, dos escalas, litro y medio de agua y muchas columnas chuecas llegaron a Italia, más específico a Roma.
Al bajar los esperaba el guía a cargo llamado Lorenzo, un joven de unos treinta años con cabello castaño y su compañero Joris, también en el mismo rango de edad pero un poco más bajo, tenía el cabello castaño oscuro y parecía un poco abrumado por ver a tanta gente al mismo tiempo. Se notaba que Joris era el nuevo pero aun así ambos transmitían cierta calma, como si se conocieran tan bien como a la palma de su mano, pues tenían una sincronía interesante.
—Benvenuto a Roma, Italia— Saludó con mucho ánimo Lorenzo y Joris forzó una sonrisa aunque parecía mas una mueca— Es un gusto por fin verlos en persona, yo soy Lorenzo y él Joris y haremos de su estancia lo más bonita posible.
—Por aquí, síganme — Joris los guio a unas camionetas blancas rotuladas con la empresa a la que pertenecían.
Disfrutaron el recorrido en camioneta hasta el hotel pasando por lugares magníficos.
Al llegar al hotel Lorenzo les reiteró la dinámica, ellos tenían el día libre para visitar lugares donde ellos los dejarían por varias horas, solo debían llegar en punto de las 5 de la tarde al punto de reunión para llevarlos a lugares y actividades sorpresa. Así que sin más ese día solo salieron a recorrer las calles cercanas tomando fotos y comprando alguna que otra cosa mientras que esperaban la hora de ir a su siguiente actividad. A las 5 todos estaban regresando al hotel para cambiarse a algo apropiado para la cena que mencionaron sería en el mejor restaurante de Roma.
...
Charles volvió a ver como su teléfono como se iluminaba por quinta vez y tuvo que responder mientras pasaba por los pasillos de la cocina de su restaurante. Él era alto con cabello castaño claro un poco más largo de lo que su mamá le permitía cuando era joven pero no tanto como para entrar en la preferida categoría de "vagabundo".
—Se puede saber qué...— pero no terminó de hablar porque por las anchas puertas de la cocina entraron sus dos mejores amigos con las miradas desesperadas, haciendo un increíble ruido que puso de mal humor a varios de los trabajadores que volvieron rápidamente a su trabajo. — Justo estaba respondiendo tu llamada, Joris, no era necesario venir hasta acá—les dijo con una sonrisa pues se veían bastante desesperados pero Lorenzo se acercó primero.
—La situación es que, conseguimos un buen grupo de estudiantes nos contrataran pero el inteligente y hábil de tu querido amigo Joris ha olvidado apartar algún lugar para la actividad del día de hoy — Charles los veía con burla y estaba por preguntarles porque habían venido hasta allá para contarles eso cuando Joris quitó de un empujón del camino a Lorenzo y continuó con la historia mientras Charles seguía caminando por los pasillos y agregando su toque a los platos.
Él era el chef en jefe de su muy famoso restaurante "Angolo di paradiso" el cual había abierto hace poco más de un año con ayuda de su madre, la cual era una galardonada chef que ahora solo se dedicaba a dar clases. Ser chef era de las cosas que más disfrutaba en la vida junto a correr. Cuando era niño participó en diversos campeonatos de Karting junto a su padre y en otras más importantes competencias al crecer pero al morir su padre todo ese mundo quedó en el pasado y dejando Mónaco y todo lo arraigado a él para iniciar una nueva vida en Roma.
—Pero tu muy hábil e inteligente amigo Joris ha encontrado la mejor solución — comentó Joris con autosuficiencia bajo la molesta mirada de Lorenzo. — y es...redoble de tambores por favor — Lorenzo hizo el sonido mientras Joris hacía una pausa y gritaba con emoción — VISITAR EL MEJOR RESTAURANT DE ROMA— Charles paró en seco al escuchar y voltear al tiempo que seguía hablando Joris— con visita exclusiva a las cocinas y una rápida clase por su dueño y fundador el más guapo y generoso Chef de Roma que ayudará a sus amigos que tanto ama
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Segunda oportunidad | Charles Leclerc
Roman d'amourCuando Anne pierde de manera inesperada a su prometido (GR) decide cerrar toda oportunidad al amor, pero quizá un aire Italiano traiga consigo una nueva perspectiva o sabor de lo que el amor es... ¿O quizá sea un aire de Mónaco? Quizá esta sea una...