Mírate

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Las diferencias entre la vida de Pete y Vegas eran altas.

Pete seguía al pie de la letra las reglas de su casa y lo que sus padres le pedían, desde no salir los fines de semana o ir con amigos.

Especialmente porque era ajeno a todo eso, fue espectador de sentimientos felices y convivencia familiar más no pudo volver a tenerlo. Todo eso lo desconoció entonces decir que le afectaba sería mentira, porque siendo sinceros eso ya le había afectado lo suficiente para marcarle su adolescencia.

Entonces estaba dañado, lo suficiente para permitir malos tratos pero Pete no era tan consciente de esto porque estaba acostumbrado a vivir de esa manera, una costumbre difícil de romper al tenerla impregnada, repetirlo tantas veces hasta creerlo.

Era sensible a las caricias y roces con otras personas y no sabía diferenciar las buenas o malas intenciones.

Su papá siempre le había dicho que lo merecía, que el no poder defenderse era su castigo por ser "así". No entendió sus palabras, así que pensó que lo mejor que podía hacer era aceptar lo que le decía.

El tenía un castigo y por eso cosas le pasaban.

No llego a comprender el hecho que no pudiera usar ropa colorida como antes hacía, pero tampoco podía negarse a usar ropa oscura ya que eran órdenes de su papá.

Vegas tenía la mirada fija en el, desde que Pete tomó su almuerzo y fue a comer donde siempre hacía. Iba caminando a paso rápido con su cabello cubriendo parte de sus ojos, sus zapatos limpios junto con esos pantalones horribles, flojos y holgados.

Se perdió detrás de la puerta y fue ahí cuando Vegas se dio cuenta que en realidad el no contaba con nadie, por su cuenta el estaba solo pero, ¿qué había de Pete?
Tenía claro que las cosas con el cambiarían porque estaba dispuesto a hacer las cosas cambiar, desde buscarle o en hacer tragar tierra a cualquiera que le tocara para hacerle sufrir. Porque el quería ser el único en tocarle y hacerle saber que solo el podía hacerlo perderse.

No habría ningún otro bastardo tocándole para lastimarlo por gusto propio, no de nuevo.

Pero no actuaria a vista de todos, claro que no.

Lo haría en silencio, porque después de todo ellos lo sabían, todos esos que lo miraban y no decían nada sabían que Vegas podía acabarlos, no solo físicamente pero en sus vidas personales. Porque dentro de la escuela solo era un lobo vagando en solitario, el y nadie más, pero fuera de ella no estaba solo.

Había más gente como el que lo último que buscaban era compañía, y si la tenían era porque irían a buscar problemas.

Problemas por los cuales harían cualquier cosa, juntos y hacia un mismo objetivo, tú sabrás que hiciste para verlos buscándote.

Y ahí estarías, entre las manos de la cabecilla suplicando de rodillas que te deje en paz, y solo ahí verás a Vegas mirándote desde arriba y burlándose de ti.

Sin embargo lo que pensaba no se hacía de un día para otro, llevaría algo de tiempo.

Pero estaría ahí para verlo todo.

Entre Nosotros - VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora