Pete le había dicho a sus padres que no volvería a desobedecer la palabra de Dios.
De rodillas prometió no volver a salirse para no ir a la iglesia.
Aunque en realidad esa no fue su intención.
—Dilo de nuevo —su papá lo miraba desde arriba con el cinto en mano, las manos de Pete estaban plasmadas en el suelo rojas e hinchadas por los golpes.
—No desobedeceré de nuevo —mordió su labio fuerte para no hablar más, su papá no quería ningún quejido.
—Júralo —levantó su cabeza apretando su mandíbula con fuerza.
—Lo juro —lagrimas cubrieron sus mejillas, los brazos le temblaron pero no sentía nada.
Sus manos se adormecieron por el golpe, pero sabía que pudo haber sido peor su castigo.
—Pensé que después de tiempo aprenderías Pete, si vuelves a desobedecer no conocerás la luz del día —amenazo a su hijo, manipulándolo como lo hizo cuando recién empezaba a vivir— ¿entiendes?
—Sí papá.
Sus rodillas ardían, podía sentir las manos palpitándole menos.
No había nadie en la sala, todo estaba obscuro y sus padres se habían ido a dormir.
Entonces camino hacia su habitación con las piernas flaqueando al estar en una sola posición, en su habitación sentía que podía dejar salir el sentimiento de coraje, desesperación, pero más que nada la chispa que sintió cuando salió siguió brillando.
Incluso cuando en ese momento sentía querer arrancarse el pecho y quedarse vacío para siempre.
•
Vegas se encontró con Rick de nuevo.
No tenía una idea clara de lo que quería, aunque después del episodio que tuvo sintió que nada valía la pena, pensó dos veces cuando decidió acceder a un nuevo mundo.
Peligroso.
—Treinta mil por dejarnos meter mercancía a el club —con las manos sobre la mesa preguntó de una manera seria.
—Te daré la respuesta el viernes, ¿bien? Tengo cosas que atender.
Bien.
—Vendré el viernes entonces —estrecharon sus manos, perdería la libertad, eso era seguro pero el dinero que recibiría a cambio era una oportunidad para avanzar. Progresar en la única manera que sabía.
Al salir del club fue a la casa de alguien interesante.
Demasiado prohibido se podría decir.
Era la una y media de la madrugada, como de costumbre siempre que sentía el ambiente de la madrugada fría quería sentir su emoción que lo dejaba tonto y contento.
No había forma de que su gatito estuviera despierto, porque el era un buen hijo y se dormía temprano.
Lastima que Pete en esos momentos estuviera terminando de calmar la hinchazón de su dorso, el escozor se había bajado por el frío pero aún así las heridas rojas no cesaron por completo.
De igual forma tocó su ventana con rocas pequeñas.
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2
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Pete desconcertado fue a la ventana, husmeando sin dejar ver su rostro por completo. He ahí Vegas parado con su chaqueta negra y de nuevo con sus manos congeladas por fumar un cigarrillo.
Sus ojos quedaron de par en par, en especial porque Vegas parecía divertido ante la idea de ir de noche a su casa.
Con cuidado abrió la ventana.
—¿Vienes? —preguntó sin alzar tanto la voz, soltando el humo también.
—No me dejan —miro la puerta de su habitación, todo parecía estar en silencio.
—Nadie se dará cuenta —le dijo de forma segura y bastó para tener algo de confianza en el mismo.
—No lo sé... —mordió su labio nervioso, el corazón latiéndole fuerte.
—Solo vine porque quería verte, te aseguro que regresaras bien —Pete pudo sentir las mejillas rojas y sonrió.
—Un momento —revisó que el candado de la puerta estuviera cerrado y se cambió de ropa.
Su papá ya había vivido su vida, su madre también, ¿qué más daba?
—¿Como bajaré? —Pete la única vez que salió de casa fue porque de los nervios no pensó saltar dos veces, ahora que las cosas eran por lo menos más calmadas la altura le pareció grande.
—Te atrapare, solo saca tu cuerpo lo demás lo haré yo —tiro el cigarrillo y lo apago, Pete se había puesto una camisa esponjosa de rayas negras con blanco.
Asintió y con cuidado en no poner mucha presión sobre sus manos paso sus dos piernas para dejarlas en el marco de la pared.
Su casa tenía detalles por fuera, por lo que no se quedó en el aire por completo, había donde apoyarse para no caer.
—Dejare caer mitad de cuerpo —le comento cuando tuvo las dos piernas en un agarre sólido.
—Te dije que haría el resto —Pete en el suelo le regreso una mirada "indignada", el simplemente lo había tomado como un saco hasta que tocó el pasto— ¿no recibo ni siquiera un gracias?
Pregunto haciéndose ofendido, aunque la risa burlona sobresalía.
Aparte de los vagos con los que se juntaba, Vegas tenía tiempo sin realmente conocer a alguien nuevo, lo que incluía tener años sin convivir así con alguien.
—No —Pete haciéndose el indignado también le contestó.
—Tan siquiera que dejes mis manos calientitas, ¿suena bien? —alzó las cejas sugestivo, Pete abrió su bolsa para que metiera una mano.
—Solo porque está demasiado frío —Pete también metió su mano, sintiendo el frío de la mano contraria.
Que agradable era caminar de noche, las estrellas resaltaban por la oscuridad de la ciudad y muy pocos autos pasaban. Le hubiera gustado conocer todo eso antes, sentir vivir.
Pero estaba bien, porque ahora mismo lo estaba conociendo por primera vez.
—Que confianza me has tenido gatito estoy que no me lo creo —de nuevo con su tono burlón y riendo, cínico.
—¿Iremos al parque? —ignoró sus palabras a propósito, Vegas le sonrió.
—¿Has ido a alguna fiesta?
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Entre Nosotros - VegasPete
FanfictionEn ti y en mi hay algo que nadie más puede entender. En ti y en mi está lo que muchos quisieran comprender. Pero nadie lo sabe porque se queda entre nosotros. •VegasPete •Angst •Degradación •Dirty Talk