Rudo

850 124 8
                                    

Tu carita de muñeco me miró asustado, te volví a hacer una seña con los dedos para que vinieras a lo que de nuevo volteaste a verlos mortificado, ¿preocupado?

Yo te haré odiarlos.

Lento y mordiendo tu labio viniste y te paraste a mi lado, golpeé despacio el asiento, después de todo no te podías negar.

Tomaste asiento jugando con tus dedos.

—¿Ves a esos hijos de puta? —le preguntó apuntando detrás del edificio, donde parte de sus cuerpos tirados en el piso eran visibles y podía ver como eran pateados— si algún día te tocan o rozan un cabello los haré desaparecer Pete —volteó a mirarlo,
Pete jugaba con sus manos que ahora estaban tapadas con las mangas de su chaqueta.

Lindo.

—No te preocupes por ellos ¿bien? No morirán por unos golpes —le extendió la mano saludándolo— Vegas.

Pete estrechó su mano.

Los ojos de Vegas se dilataron al ver el contraste de su mano y la de él, su mano con anillos, tosca y rasposa tapaba por completo la mano delicada de Pete.

—No lo hagas —le pidió Pete, dirigiéndole la palabra por primera vez.

—No me pidas lo imposible gatito —el otro soltó su mano, sintiendo sus mejillas calentarse por el apodo que le había dado "Vegas" — si es que hablas de no hacerles algo de nuevo.

No se había equivocado, Pete era un puto sueño y quería tenerlo solo para el.

—¿Por qué? —le preguntó ahora, sus ojos brillantes pidiendo una respuesta que tal vez, no podría ser dada.

Por ahora.

Se encogió de hombros.

—¿Por qué deberían de golpearte? —regreso una pregunta, esperando que contestara y le diera una buena razón de pensar en los fracasados que hace unos instantes se lo llevarían para dejarlo llorando.

No respondió, siguió mirando sus dedos y jugando con las mangas de la chaqueta nervioso.

Todavía no podía decir que se miraba asustado.

Pete sentía la aura de Vegas grande, Vegas sabía que estaba siendo intimidante porque cada que volteaba a ver a Pete parecía encogerse cada vez más. Y no podía quitarse la idea de la cabeza que Pete necesitaba ser cuidado, aunque por dentro en realidad quisiera apretar mas sus heridas.

—¿Tienes amigos? —le hizo una pregunta de nuevo, esperando confirmar lo que le dijeron por teléfono.

Pete mostró un dedo, de nuevo sin dirigirle la palabra.

—No seas grosero gatito, ¿no sabes hablar o eres un gatito bebé? —le dijo tomándolo de la barbilla y haciéndole levantar la vista del suelo.

—No soy un bebé —contesto algo indignado.

—Así es... no lo eres —sintió su piel bajo sus dedos, la dominancia saliendo a flote sin pensarlo— buen chico, sigue hablándome —Pete sentía que el corazón se le iba a salir.

La campana para entrar a clases sonó, y fue ahí donde se safo de su agarre para irse sin decirle una sola palabra.

Vegas no pudo decirle algo más porque la imagen de sus labios finos se quedó de forma permanente en su mente, la manera en que lo tomó por la barbilla para mirarlo, como abarcó su rostro de muñeco, apretó sus mejillas y sus ojos lo miraron sumisos.
Dejó descansar su cabeza en el respaldo mirando hacia el cielo, una ola de deseo lo recorrió por pensarlo.

"Bienvenido seas, gatito."

Entre Nosotros - VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora