Paso por paso

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Vegas no había podido olvidarlo, carajo no había forma de si quiera dejar de pensarlo.

Tenerlo y consumirlo de forma oscura y posesiva era alarmante incluso para el, porque no quería esperar meses, quería que al tocarlo todo de Pete fuese suyo.

Pero sabía que Pete estaría satisfecho al saber que lo tendría de la forma que quisiera, sabría que quería todo y lo aceptaría.

Después de todo esos ojos sumisos y listos a su disposición hablaron bastante.

¿Lo era o simplemente lo ve desde su perspectiva?

Camino unas cuadras lejos de casa, solo queriendo dejar de sentirse abrumado sin razón alguna, últimamente tenía tiempo sin descansar más de lo común, había estado sintiendo las palpitaciones de su corazón por su espalda aunque estuviera recostado en su cama listo para dormir.

Había tenido una rutina, que consistía en no llegar a casa hasta de madrugada porque prefería hacer alguna otra cosa antes que meterse a la cama.

La noche subía y el sol estaba por esconderse, rayos de sol hacían que los árboles dejaran ver su sombra y podía sentir su corazón relajarse, en especial cuando el aire fresco lo llenaba por completo, sin darle oportunidad de sentirse ansioso.

Pensó seriamente en llamar a sus padres, dejar su odio por un momento y cambiar un poco. Nuevamente, fue un pensamiento que fue nublado por su resentimiento y recuerdos del pasado que lo hacían perderse en la oscuridad de su mente, que regresaban para recordarle que cosas habían pasado.

Un recuerdo que le hacía saber que, ser ese niño esperanzado nunca le había ayudado, por culpa de ese niño cegado por desear ser querido fue lastimado cientos de veces.

Tanto que lo tuvo que odiar para no volverlo a ver.

Se sintió solo por no tener a alguien a su lado, entonces su cabeza comenzó a hacerle demasiadas preguntas sin respuesta, ¿por qué debía de ser así?

¿Por qué no pudo tener un amigo sincero?

¿Por qué le está tocando vivir su vida sin nadie?

No se quejaba, pero tenía la pregunta en su cabeza seguido.

"¿Un amigo me hubiera podido salvar?"

Salvarlo de el mismo, salvarlo de caer al vacío. Era un poco cruel que la vida no se lo hubiera podido dar, porque sabía que las cosas no hubieran sido así de dolorosas.

Tantos "hubiera" le joden la cabeza.

Y confirmaba que las cosas hubieran sido diferentes porque cada vez que se imaginaba a una persona a su lado se sentía feliz, sabía que su propia felicidad no debía de depender de nadie pero eso no era dependencia, eso le sabía a que estaba siendo acogido por una buena persona.

Que tal vez lo querría.

Pero volviendo al mismo punto, era una imaginación dulce y agria que no pasaría, y no buscaría un carajo en nadie.

No sería ese niño esperanzado de nuevo.

Llego al parque donde pasaba de ratos la tarde, saco un cigarro y lo prendió.

Cuando estaba en un trance como el de ese tipo de cierta forma pensar así llenaba su ego, no se arrepentía de su triste soledad aunque hace unos momentos sintiera el vacío, lo llenaba saber que estaba solo y que después de todo podía vivir así.

Habían personas que no.

Entonces seguiría vagando por el mismo mundo que lo hizo miserable y a la misma vez, fuerte. Con esa manipulación que hacía olvidar todo tipo de sentimientos y guardarlos en el cajón donde debían de estar.

La iglesia estaba a una cuadra del parque, las campanas sonaron dando a entender que la misa de las seis empezaría. Sabía que Pete estaba ahí, de rodillas orando y con los hipócritas de sus padres a su lado.

Pidiendo por ellos mismos cuando eran unos putos gusanos.

Tomó una bocanada de aire grande, dejando con ella el deseo de querer ver a su padre y hacerle entender a su manera que ahora todo lo que pasará con Pete sería decisión de él, justo como lo había hecho con los bastardos de la escuela.

Pero hacer eso sería comprometedor, y las cosas eran paso por paso.

Entre Nosotros - VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora