Konoha se fundió en el caos luego de lo que sucedió en la plaza. De pronto llovieron ninjas quejándose del niño, los aldeanos tenían miedo y fueron a exigir respuestas junto a los otros.
Un niño de cuatro años con un Mangekyou Sharingan no era algo común, mucho menos una buena noticia a sus ojos, era una pesadilla. Ya habían visto lo que un Uchiha descontrolado podía lograr, casi nadie en la aldea había querido aceptar la vuelta de Sasuke a la aldea por miedo a que la historia se repitiera y ahí estaban ahora, con otro Uchiha traidor y sus hijos con un poderoso kekkei genkai.
Todos se habían movilizado rápidamente para exigir explicaciones a la torre hokague, sin saber que el propio líder de la aldea estaba en el territorio Uchiha, tratando de solucionar aquello con su mejor amigo.
Cuando salió de su trabajo, Sakura se sorprendió de que su esposo e hijos no estuvieran esperándola, porque esa era la rutina que tenían. Sasuke los llevaba al parque, por un helado o a sus entrenamientos por la mañana, y luego la esperaban fuera del hospital para ir a la casa y almorzar.
Lejos de ver la mirada amorosa de su familia y el calor de sus abrazos, la recibió fuera de la institución las miradas de miedo y enojo de ninjas y aldeanos que estaban cerca, otros sin embargo la miraban con pena y tristeza.
-Pobre niña, tan buena que es, condenarse así con un traidor-
-Era sabido, un traidor solo puede engendrar traidores-
La gente a su alrededor hablaba, y hasta cierto punto estaba acostumbrada a esos murmullos molestos, pero nunca les había prestado la correspondiente atención, porque Sasuke había demostrado ya una infinidad de veces que había cambiado.
Lo que si le sorprendió fue el ultimo comentario, engendrar había dicho, estaban hablando de sus hijos. No entendía porque hablaban de sus niños como traidores, apenas y tenían edad para entender que era esa palabra.
Corrió por los tejados a su casa, el mal presentimiento que se había anidado en su pecho unas horas atrás parecía volver a golpearla.
Grande fue su sorpresa al llegar. Su esposo estaba en la sala de estar con Naruto, ambos con expresiones muy serias.
-Sasuke-kun, Naruto- los llamo, y ellos voltearon a verla. Los conocía a ambos como la palma de su mano, algo estaba mal. - ¿Dónde están mis hijos? -
Incluso para ella fue sorprendente la fuerza de su voz, era una pregunta que no permitiría excusas, quería una respuesta.
-Están durmiendo- le respondió Sasuke, entendiendo que su mujer necesitaba esa información antes de proseguir a contarle lo sucedido. Le explico y espero a que ella dijera algo.
-Los niños están bien- ambos hombres asintieron. - Tus niños también Naruto- asintieron- Y los del parque también- volvieron a decir que sí. -No entiendo el problema entonces- finiquito con el rostro serio.
-El problema es que ahora el consejo esta en la oficina de Kakashi exigiendo explicaciones- Pakkun, el perro ninja de su sensei apareció por detrás de ellos- Lo siento Sakura-san, pero me mandaron a traerlos de forma urgente, a los tres- el animal les extendió la orden que le habían dado.
- ¿Nos mandan a llamar a los tres? - Naruto pregunto dudoso, toda esa situación era muy rara.
-No iremos los tres- declaro Sasuke- Sakura, tu tienes que ir, yo me quedare con los niños- le indico a su esposa.
Entonces, los tres masculinos vieron como el rostro de la única mujer se distorsionaba, sus cejas se juntaron, tomo una gran respiración y su boca se frunció, estaba haciendo ESA mueca, la mueca que gritaba guerra.
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Anhelos. SasuSaku.
FanfictionHistoria post guerra. Para salvar a Sakura, esta debe casarse con Sasuke. Para salvar a Sasuke, Sakura le da el hogar que este anhela. Los personajes no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto.