Anhelos. SasuSaku.

Miedo.

El parto de los gemelos Uchiha fue muy complicado, al punto en el que la vida de Sakura corrió un gran riesgo.

Los bebes, al nacer, necesitaban una gran cantidad de chakra, pero al venir absorbiendo el de su madre, no parecía ser suficiente, su sello se bloqueaba para proteger al portador, dejando a la pelirosa sola en el momento del alumbramiento.

Cuando nacieron Itachi y Mikoto, Tsunade había recurrido a tomar el chakra de Sasuke, ya que al ser de la misma naturaleza que el de los niños, ellos se calmaban y dejaban a Sakura solo teniendo el deber de pujar, y no de brindarles su energía vital.

El problema con los dos bebes, fue que el consumo de chakra fue literalmente el doble durante su gestación, y cuando el trabajo de parto comenzó, la absorción de chakra que necesitaban, agoto a Sasuke.

Lo positivo fue que, a pesar de las complicaciones, dos nuevos Uchiha nacieron.

Tatsuya y Tetsuya Uchiha.

Sasuke los veía embelesado mientras los bebes estaban acostados en la cama matrimonial. Aun no lograba su meta de una niña de cabello rosa y ojos verdes igual a su esposa, pero por lo menos sus genes parecían comenzar a ceder un poco, dejando que los Haruno aparecieran por fin.

Los cabellos negros clásicos Uchiha dominaban las cabecitas de los bebes, pero sus ojos verdes eran preciosos y brillantes. No eran el mismo tono jade luminoso de su esposa, sino mas bien un verde oscuro, pero algo era algo.

De ahí en más, solo en eso se parecían a su madre, porque seguían siendo miniaturas del patriarca.

Alejo su mirada de ellos por un segundo, para ver a su esposa acostada de lado, que al sentirse observara enfoco sus ojos en él. Había pasado ya un mes desde el alumbramiento, y ella se veía tan preciosa.

Nuevamente afirmó en su cabeza que solo Sakura podría ser su esposa, solo ella tenia lo necesario para ser la madre de sus hijos. Era inteligente, fuerte y poderosa, su sello y la forma en la que había del joven ninja salido airosa de tener bebes Uchiha a pesar de no tener sangre del clan, eran solo pruebas de lo maravillosa que era aquella mujer. Su mujer.

Iba a decir algo, cuando sintió que lo llamaban desde una habitación de la mansión, a continuación, escucho pisadas. Raito, Itachi y Mikoto aparecieron por la puerta de su habitación, vestidos solo con pañales.

A sus dos años, ya están lo suficientemente grandes como para escaparse de sus cunas y caminar por su cuenta en busca de sus padres.

-Bebes- los llamo la única niña mientras con ayuda de su padre se subía a la cama y se acercaba a mirarlos. Sus hermanos mayores, en silencio, copiaron sus movimientos, también observando los infantes en la cama, que miraban en todos lados sin realmente enfocar.

Estaba tan contento por la escena familiar frente a sus ojos. Mikoto e Itachi se habían acomodado usando su pecho como apoyo para sentarse mirando a los nuevos miembros de la familia, mientras Raito se acurrucaba contra el pecho de su madre.

Tenia cinco hijos con la mujer que amaba, definitivamente el mundo parecía querer compensarlo por haberle quitado todo cuando apenas era un niño, porque no había otra posible explicación para que su vida resultara así de hermosa luego de todos lo errores que había cometido.

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Un año paso como el viento, rápido y fresco. Sin duda volver a empezar una rutina con bebes recién nacidos no fue fácil, sobretodo teniendo tres niños de dos años, pero lo habían logrado juntos.

Sakura se había tomado libre los primeros meses del hospital y él se dio de baja como ninja también, para estar los dos juntos en el día a día y que ella no tuviera que cargar con todo el peso sola. Hecho que solo cambio cuando los gemelos cumplieron 6 meses.