Las bases de su propia familia.

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Las bases de su propia familia.

Luego de el primer recorrido que dieron a la casa, ambos habían acordado comenzar a vivir allí. Sasuke se había encargado de ayudar a su prometida a transportar sus muebles del pequeño departamento de ella a la casa.

Llenaron el placar de su ropa, tendieron la gran cama matrimonial, incluso habían acomodado sus cosas en el baño privado. Sakura no dejaba se asombrarse y alagar por lo espaciosa que era, muy distinto de su monoambiente.

-Espero que no te moleste Sasuke, pero saque algunos libros de la habitación de meditación, son de cocina- ella comenzó a explicarse- quizá, podría preparar algo para que cenemos- con las mejillas coloradas le pregunto, porque sabia el rol de las mujeres Uchiha como amas de casa, ella quería ser eso para él.

-Sakura, todo lo que hay en esta casa es tuyo- le recordó él; aquellas palabras las había escuchado seguido, desde que comenzaron a acondicionar la casa de hecho, porque ella le cuestionaba todo, y él le indicaba una y otra vez, que lo que sea que ella dispusiera estaba bien para él, porque la casa era para ella.

-Lo sé, es solo que es raro, hace dos semanas estaba en mi departamento tan pequeño, yendo y viniendo del hospital, comiendo atún enlatado, y soltera. Ahora vivo literalmente en una mansión, con mi prometido y aparentemente hay miles de recetas de las cuales apenas y entiendo porque nunca antes cocine, ni siquiera creo poder hacerlas...- confeso, por primera vez sacando un tema del que no habían hablado.

-No es necesario que hagas todo esto- le dijo Sasuke, pero al ver como ella perdía la emoción que había demostrado, rápidamente siguió hablando- La casa es tuya, yo seré tu esposo, pero obviamente puedes, y creo que debes, seguir con tu trabajo en el hospital, si no lo hicieras, probablemente ninjas y aldeanos vendrían a nuestro territorio a buscarte; y también podemos seguir comiendo atún enlatado si así lo quieres- con los días que habían compartido, se había vuelto más fácil hablar con ella, aunque solo lo hacia en los momentos en los que estaban solos.

-Pero tu madre era ama de casa, y cocinaba- intento explicarle ella mientras se sentaba en la gran cama, con la mirada perdida en el suelo.

-Y tu padre era un civil. No te casas conmigo pretendiendo que deje mi trabajo, y yo tampoco pretendo eso de ti. Se que el hospital te hace feliz, también cuanto ayuda tu aporte a la aldea, no tienes que renunciar a eso. - él se acercó a ella, arrodillándose al frente y tomando sus manos entre las de él. - Y por la cocina, podemos turnarnos, yo tampoco se cocinar, pero podemos aprender- le dijo.

La pelirosa sintió calor en el corazón, este Sasuke que tenia frente a ella era tan distinto al de un año atrás. Parecía que, sin el odio y los deseos de venganza, luego de todos los errores que había cometido, finalmente el real Sasuke salía a la luz, uno que hubiera sido siempre si no hubiera ocurrido la masacre.

Parecía ser tierno, y preocuparse por ella. Algo dentro de ella le grito que podían ser felices, que podrían formar una familia juntos.

- ¿Te quedaras conmigo? - ella le pregunto, con temor a ser rechazada. Era una pregunta que rondaba su cabeza hacia tanto tiempo, una parte de sí misma quería escuchar la respuesta, la otra, no.

- ¿Es lo que tú quieres? - le pregunto él, porque ya lo había decidido, lo que ella le dijera, era lo que él haría. Si su prometida le permitía quedarse, lo haría, volvería a vivir en Konoha, seria un ninja de la aldea y volvería a casa todos los almuerzos y cenas para estar al lado de su mujer; si por el contrario ella le pedía que se fuera, lo respetaría, juntaría sus cosas y se marcharía, dejándola en la casa, para no volver a molestarla nunca más.

-Bueno...- comenzó ella, no sabiendo si arriesgarse o no a decir lo que estaba pensando. Levanto la mirada, encontrándose con los ojos de Sasuke. Verlo ahí, arrodillado frente a ella, esperando su respuesta, le dio valor.

Ese no era el Sasuke que la había abandonado, que la había dejado en una banca antes de traicionar a la aldea, el que la había intentado matar; o para ser honesta, si lo era, y probablemente ella nunca iba a poder olvidar todo lol que le hizo, pero ahí estaba, demostrándole que había cambiado. Volvió solo para ayudarla, la reconoció por su valor como ninja y media, le dio su casa, su hogar a ella, y ahora, la estaba dejando decidir que hacer con su vida.

-Si, quiero que te quedes aquí- respondió, y ver como un suspiro salía de los labios del morocho, le demostró que, aunque él no lo dijera, también quería quedarse.

-Sakura...- comenzó a hablar, titubeante- tú crees que... ¿Tú crees que nosotros podríamos ser una familia? -

Si el corazón de la chica ya latía rápido, aquella pregunta lo detuvo. Sasuke quería una familia con ella, lo anhelaba tanto como para pedírselo.

-Si Sasuke, creo que podemos ser una familia- le dijo.

De forma muy lenta, el Uchiha puso una mano en su mejilla y se fue acercando a su cara. Quería besarla, pero no sabia si ella se lo permitiría. Enfoco su mirada en sus ojos, la deslizo a sus labios, vio como ella asomo su lengua, mojando sus labios, y devolvió su mirada a los jades de ella, quizá ambos querían lo mismo.

- ¿Puedo besarte? - le pregunto de un arrebato.

-Hazlo- respondió ella, con un tono ahogado.

Entonces, unieron sus labios, los de ella fríos y los de él calientes. Sasuke pudo saborear el dulce sabor de su boca, mientras Sakura por fin pudo enredar sus dedos en el cabello negro de él. Él la sintió temblar en sus brazos y se animo a tomarla de su cintura, y ella respondió deslizando una mano a su pecho y la otra en su nuca, apretándolo mas contra su boca.

Para ser su primer beso, Sasuke demostró una destreza impresionante; luego de los que ella había intercambiado ya, aquel parecía ser lo que siempre busco y recién ahora encontraba.

Se besaron un rato, permitiéndose hacerlo despacio, disfrutando aquel contacto lo mas que pudieron. Con los segundos pasando, se fueron animando cada vez mas a mover sus cuerpos, las manos tocaban mas lugares, mas piel se rozaba.

-Sakura... tenemos que detenernos- le dijo entonces el Uchiha. - Aun no estamos casados- le recordó.

Aquellas palabras parecieron despertar a la pelirosa, quien al igual que él se alejó.

-Si, si, tienes razón- acordó, mientras pasaba sus manos entre sus cabellos despeinados. - ¿Quieres que intentemos cocinar algo juntos? - se animó a preguntarle.

-Me encantaría- contesto él.

Quizá aquella noche comieron la comida mas horrible y con peor aspecto posible, pero estaban felices, porque comenzaban a sentar las bases de una familia, su propia familia. 

Anhelos. SasuSaku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora