Capítulo 22

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.Alicia Lee.

Los meses fuera de mi hogar me han  tocado como un huracán nostálgico. Me he perdido un poco del crecimiento de mi hermano o hermana además de mis padres, pero sobre todo mi hermano y David.

Son uno de los hombres más importante para nosotros.

A parte de papá

Y Eithan.

Oh, si, si, si. Nuestro muggles pervertido.

Sonrió un poco al recordar los días en New York porque decir que fue mágico,  queda corto.

—¡Alicia! ¡La Bujía! —exclaman con insistencia.

¿Bujía?

Emmh, estamos en el trabajo.

Oh, si cierto.

Salgo de la nebulosa de mis pensamientos y me concentro en buscar la bujía de moto.

Si han leído bien, ¡Moto!

La niña no sabe de moto y trabaja con repuesto de la misma.

Yo si sé de motos.

Ajá.

Usan gasolina.

Mantenla. 

—¡Bingo, os conseguí! —chillo emocionada y me alejo del estante, encaminando hacia el mostrador.

Le entrego la mercancía al cliente.
—Si. Esa es la bujía —confirma y se queda pensativo, pero prosigue abriendo sus pliegues —: necesito un caucho número dieciocho. 

Sonrió ampliamente y asiento, alejándome y yendo a la zona donde se ubican los cauchos.

El cambiar de trabajo no fue algo que me gustó al principio,pero el horario es más flexible y bueno, el pago es mejor.

—¡Malfollado! —refunfuño al sentir  un fuerte golpe sobre mi cabeza y luego, todo el estante colapso.

—¡Alicia! —grita la encargada —, ¿Estas bien?

Reiniciando cerebro...

Me agachó y colocó ambas manos en mi cabeza debido al fuerte golpe.

Este incidente no es el primero que ocurre durante este tiempo de hecho existen otros.

El primer día que inicié a trabajar casi quemó todo el local al conectar dos cables, pero no sucedió nada.

Solo que recibiste una pequeña descarga eléctrica.

Ah, si. Cierto.

El segundo día tumbe un estante de barras de bastón e increíblemente solo eso, no me golpeé.

—...Piensas dejarme sin negocio, ¿Eh? —habla mi jefa.

Me levanto quejosa aún aliviando el dolor.
—Lo siento, solo fui algo descuidada.

La escucho suspirar.
—Tengo demasiada paciencia contigo Alicia, pero juro que un día ya no la tendré.

Fragmentos | Destino#2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora