La alarma sonó a las 6 y media de la mañana, la ceremonia de apertura era a las 8 pero ____ quería prepararse con tiempo. Tardo varios segundos en reconocer en donde estaba puesto que creía que aún estaba en su casa, en el campo. Con cuidado de no tropezarse con las cajas que aún estaban esparcidas por el cuarto buscó su ropa y se vistió, revolvió en varias cajas hasta encontrar el peine y demás artículos de limpieza, peinó su cabello y cuando se encontró medianamente decente recién ahí salió al baño, se asomó con precaución al pasillo y noto que no había nadie aun ¡perfecto! Fue al baño de su piso y terminó de higienizarte allí, una vez estuvo lista salió y bajó a la planta baja, mientras descendía por las escaleras un penetrante aroma a café llego a sus fosas nasales, el responsable era Sanemi que estaba con la cafetera haciendo una cantidad industrial de café para él y sus compañeros. Al verlo ____ se detuvo en seco, no le gustaba la idea de estar a solas con ese tipo que lucía como un matón, pero tenía que desayunar algo, sino su estómago rugiría en medio de la ceremonia de ingreso y se moriría de la vergüenza.
— Bu... buenos días Sanemi sempai.- dijo con voz tímida al muchacho que alzo la vista y le correspondió el saludo.
— Buen día _____.– dijo aun sin mirarte, estaba concentrado en servirse una buena taza de ese líquido marrón en su taza blanca con motivos de molinos de viento, luego alzo la vista y le ofreció- ¿quieres?
— ¿E... en verdad puedo?
— Claro. Hay para todos. Trae tu taza y te sirvo...- fue ahí que se dio cuenta que no había traído nada de utensilios personales consigo en la mudanza, solo lo imprescindible: ropa, calzado, libros...
— Hum... olvide empacar mi taza.
— Entonces toma una de allí hasta que compres una,- dijo señalando un pequeño estante que tenía acomodadas gran variedad de tazas con diversos motivos: había una rosa con corazones, una violeta con mariposas, una roja con pequeñas llamas, una celeste con nubes, una verde con relieves de kanjis, una blanca y negra a rayas, una con notas musicales, y una azul con olas.- Toma la azul.- sugirió el albino
— ¿No es de nadie? ¿En verdad puedo tomarla?
— Se, no importa.- la tomaste y se la pasaste al peliblanco que te fue sirviendo el líquido caliente, mientras lo hacía aprovechaste la oportunidad para agradecerte.
— Hum.... Ayer olvide agradecerte por subir la maleta hasta mi habitación, muchas gracias.
— Ni lo menciones, no fue nada.- te extendió la taza y te señalo donde estaba la azucarera para que le pongas la cantidad que quisieras.- El señor Ubuyashiki nos pidió que cuidemos de ti, es lo menos que puedo hacer.
— ¿Tu aprecias mucho al señor Ubuyashiki?- preguntaste bebiendo un trago del café que te reconforto enormemente.
— Al patrón le debo mucho, es alguien que se merece todo mi respeto...
En ese momento oyeron una puerta abrirse y unas fuertes pisadas acercarse, te volteaste para encontrarte con Gyomei que se acababa de levantar. Era la primera vez que _____ lo veía de pie, era enorme. ¿Cuánto media? ¿2 metros? quizá más... tenía el cabello revuelto y una camiseta marrón holgada, _____ pensó por un momento que era como un oso de grande.
— Buenos días.- dijo con voz ronca mientras se acercaba a la mesa de la cocina.- olí el café de Sanemi y supe que ya debía levantarme.
— Buenos días Gyomei sempai.- le dijiste con educación, el corpulento hombre se detuvo y girando su cabeza hacia el lugar de donde provenía tu voz, sonrió y contesto amablemente.
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La pensión de los Hashira- KNY x lectora
Fanfiction¿Qué pasaría si comenzaras a vivir junto con todos los pilares de Kimetsu no yaiba? Tú, una jovencita que apenas inicia su camino en la universidad tiene que mudarse la ciudad y vivir en una pensión, lo que no sabe es que allí encontrara a muchas p...