Capítulo 27: Crónicas de una Guerra anunciada

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Los días maravillosos en la playa habían llegado a su fin, el patrón llamo para avisar que el equipo de limpieza y fumigación habían terminado con su trabajo en la pensión y todos podrían volver sin demora, puso a disposición incluso un vehículo para que todos volvieran.

Luego de guardar todo, y llevarse algunos caracoles como recuerdo, emprendieron regreso a su tan amada pensión.

— ¡Hogar dulce hogar!- grito Tengen al bajar.

— Nada como estar en casa.- dijo Obanai mientras acariciaba a Kaburamaru, la serpiente pestañeó para confirmar lo que decía su dueño.

— Debo recompensar adecuadamente a Kanao por cuidar tan bien a mis chicas.- dijo Shinobu al ver que sus adoradas glicinas y plantas medicinales habían sido regadas y estaban radiantes.

Antes que todos corrieran Sanemi tomo la palabra.

— Cuando todos acomoden sus cosas de nuevo bajen al comedor, tenemos que discutir la organización del próximo mes y una forma de agradecerle al patrón.- Todos asintieron.

Cuando entraron todos corrieron a sus habitaciones para ver las condiciones en las que estaban, confirmaron que todo estaba más que reluciente, incluso habían arreglado la canilla que perdía en el baño de las chicas y aceitaron las puertas que chirriaban. El patrón era lo máximo.

Sin embargo no habían notado que, en la casa de en frente se estaba gestando un plan, un oscuro plan de venganza contra aquellos que los habían dejado apestosos durante una semana entera.

Las lunas de en frente guardaban profundo rencor hacia los Hashiras, y tras hablar con Muzan éste les proporciono los elementos necesarios para llevar a cabo su venganza a cambio que los humillen y aprendan su lugar. Por lo que, tan pronto los hashiras bajaron del vehículo las lunas comenzaron a armar los dispositivos.

Mientras estaban todos reunidos en el comedor organizando el mes oyeron que algo golpeo la puerta, Kyojuro fue a abrir y recibió el golpe de un objeto en la cara.

— Pero qué demo...- estaba totalmente empapado, incluso su esponjosa melena estaba aplastada por el agua. Lo que le habían arrojado era un globo de agua.

— ¡Kyo! ¿estás bien?

— Si solo me moja...- alzo la vista y se encontró con un gran escenario montado en frente. Cerró la puerta y apoyándose contra la misma dijo.- Chicos, tenemos problemas. – Nadie entendía a lo que se refería.- Miren por la ventana.- ordenó.

Todos corrieron a la ventana del comedor y quedaron asombrados con lo que veían:


Douma, Daki, Gyutaro, Nakime, Kokushibo, Hantengu y sus 4 nietos, Gyokko y Akaza estaban parados en el frente del edificio de las lunas con las más modernas pistolas de agua, con un depósito de agua en las espaldas, mangueras, baldes con algún tipo de sustancia en su interior

— ¡Salgan Pilarcitos!- Gritó Douma con su odiosa voz melosa.- Tenemos un agradecimiento por su regalito del otro día.

— ¿Qué ocurre?- preguntó Gyomei.

— Están esperándonos a fuera para armar una guerra de agua, tienen pistolas grandes de agua y baldes.

— Hay que cerrar todas las ventanas de las habitaciones para que no mojen el interior.

— ¡Sí!

— Mientras tanto los demás busquen qué tenemos para contrarrestar y tráiganlo aquí abajo.

La pensión de los Hashira- KNY x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora