(Narra Juliet)
Pensé en Jack todo el tiempo, desde que terminamos de hablar, durante la hora del almuerzo, después de la hora del almuerzo y hasta las cuatro de la tarde, porque esa era la hora en que quedaba con juntarme con Klein. Por alguna razón sentí que lo estaba engañando de alguna manera, aunque no sintiera nada por ese soldado. Si ese era el caso, entonces por qué debería tener un sentimiento de culpa dentro de mí.
Llegamos al mismo tiempo, nos saludamos con un beso para luego comenzar a platicar sobre lo de anoche. Me comentó que había llegado muy bien a su casa, que no tuvo ningún tipo de problema, además que ya estaba acostumbrado a escabullirse a tales horas de la noche; se consideraba todo un experto en la materia. Me alegró mucho saber aquello, después de todo me tenía algo preocupada, porque un soldado pudo haberlo descubierto como a mí. Aquello último me hizo sentir un poco mal, por mi parte le aseguré que llegué a casa sin novedad alguna, no mencioné mi encuentro con aquel soldado, temía que pensara algo mal de mí o que me regañara por dirigirle la palabra al enemigo. Siempre tuve cierta tendencia a preocuparme mucho por lo que los demás opinaban de mí, es por esa razón que trataba de no decir cualquier cosa que se me pasara por la mente; aunque claro, había excepciones. Con otras personas podía hablar de lo que fuera y con el resto me reprimía. Puede que con Klein no tuviera aún la confianza necesaria como para hablarle sin filtro alguno o quizás por mi intento para causarle una buena impresión, en cambio, logré sacar un lado un poco más irrespetuoso y desubicado con Jack, después de todo apenas lo conocía, no me importaba la opinión que él tuviera de mí y aunque no quisiera admitirlo, su actitud se me hizo un poco más relajada que la de Klein. Klein podía ser muy dulce y amable, sin embargo, se hacía el tipo de persona con la que debes ser educada todo el tiempo.
Además de conversar sobre nuestros regresos a casa, acordamos que nos veríamos de nuevo mañana a las tres de la madrugada. Le pedí esa hora, porque mis padres ya estarían profundamente dormidos para que de ese modo se me hiciera más fácil salir de mi hogar. Prometí que no iba a distraerme con nada, sentía muchos deseos de aprender a tocar el violín y más aún aprovechando que tenía alguien con quien aprender y un instrumento con el cual practicar.
El resto de nuestra cita, por así llamarlo, estuvimos hablando sobre en qué lugares vivíamos. Me asombró saber que la casa de Klein estaba a tan solo cinco cuadras de la mía. Saber aquello me hizo cuestionarme el porqué nunca lo había visto antes, sin embargo, la respuesta llegó de inmediato; no era una persona que se fijaba demasiado en mis alrededores, ni en la gente que pasaba cerca de mí, además tampoco conocía a mis vecinos.
— Por qué no me acompañaste anoche — pregunté.
— No sabía dónde vivías.
— Aún así, si vives a cinco cuadras de mi casa, cómo es que no tomaste el mismo camino que yo.
— Porque me voy por el bosque, es más fácil de esconderse. Sí, el camino es más largo, y no lo llamaría un atajo, pero es más seguro.
— Me hubieras ayudado a regresar — reproché.
— Por qué, ¿viste a alguien?
Por poco le contaba sobre Jack, me lo pensé antes de que su nombre saliera de mi boca.
— No, nadie me vio, sigilosa como un ratón — le aseguré guiñándole un ojo. De seguro que lo encontró tierno porque me besó luego de eso. En cuanto a mí, me sentí bastante mal por haberle mentido.
— Juliet, qué te parece si nos vamos por mi escondite para que lo conozcas y lo uses esta noche.
— Me encantaría — al menos ya tendría un camino por el cual andar sin miedo a que alguien pueda verme.
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Estoy de tu Lado
RomanceAlemania. Cuando se aproximaba una segunda gran guerra, la joven judía, Juliet, debe experimentar la discriminación por su religión, mientras que el soldado Jack Hess, disfruta de su nuevo cargo como comandante del ejército Nazi. Sin siquiera presen...