12. Suicida

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Un insistente golpeteo en la puerta de mi cuarto hace que me despierte, no sé cuánto tiempo he dormido, entreabro un ojo y veo el reloj que está sobre el buró a un lado de mi cama, y los grandes números en color verde dicen que son las diez y media

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Un insistente golpeteo en la puerta de mi cuarto hace que me despierte, no sé cuánto tiempo he dormido, entreabro un ojo y veo el reloj que está sobre el buró a un lado de mi cama, y los grandes números en color verde dicen que son las diez y media.

Nunca duermo tanto y lo primero que hago es levantarme de un sólo brinco haciendo que vaya a dar de vil culo al estar enredado con el edredón...

Vaya forma de iniciar mi día...

Mi padre al oír el fuerte impacto y mi escandaloso chillido de dolor decide entrar corriendo sin dudarlo, sin poder evitarlo me siento como un niño pequeño de tres años cuándo mi padre me levanta con cuidado, diciéndome palabras cariñosas sin importarle que anoche me negara a hablar con él.

—Buenos días campeón... —dice de manera cariñosa mientras me revuelve el cabello despeinándome aún más de lo que ya estoy.

—Buenos días... Pa

—¿Ya estás de mejor humor? —no puedo evitar bajar la mirada, me siento completamente avergonzado.

—Papá... Yo-

—Lamento lo que pasó ayer —me interrumpe y su disculpa me sorprende.

—Papá, siento todo lo que paso ayer, de verdad. —acaricia mi mejilla

—Sé que lo sientes, y también sé que me porté como un viejo gruñón. —no puedo evitar sorberme la nariz.

Odio ser tan sentimental.

—Baby, sé que ayer fui muy duro contigo y en serio estoy muy apenado por eso hijo, —sus palabras hacen que se me forme un nudo en el estómago— ahora que estas en la universidad casi no pasamos tiempo juntos, y no sé si ya tengas planes o si estás de acuerdo, pero me gustaría pasar un tiempo padre e hijo, así que pensé que tal vez podemos ir a comer, y si lo deseas... después podemos ir un rato a jugar bolos.

Eso me hace sonreír.

—Eso estaría genial papá. —veo como él también sonríe y se le marcan esas líneas en el contorno de los ojos y sé que es una sonrisa genuina.

—Genial... —dice y sé que hay algo más de lo que quiere hablar. Casi puedo ver cómo están trabajando los engranes de su cabeza.

—Suéltalo, pa.

—¿Quieres hablar sobre lo que paso ayer con esos muchachos? —por fin pregunta y ahora veo que hay una enorme arruga en su frente.

—No hay mucho que hablar...

—¿No confías en tu padre?

Doy un fuerte suspiro...

—No es eso... Es que en realidad no lo sé.

—A Ohm sé que lo conoces de aquí... Pero ¿Qué hay del otro chico?

—Antes de que te enojes... No te había platicado que Ohm ahora está en mi universidad —mi padre frunce aún más el ceño— creo que también está Off, aunque eso en realidad no me consta.

El chico de los tatuajes - H.A #10Donde viven las historias. Descúbrelo ahora