Final. El chico de los tatuajes

780 117 47
                                    

Inhala

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Inhala...

Exhala...

Eso es Gun...

Inhala...

Exhala profundo...

Debes mantener la calma...

Estás haciendo lo correcto... Me repito mentalmente una y otra vez, mientras Ohm conduce hacía la casa de Papii.

Agradezco que no haga ningún tipo de comentario ni para bien, ni para mal. Tal vez porque él ya sabe con lujo de detalle lo que ha pasado entre nosotros.

Todo ha sido tan improvisado, que ni siquiera he tenido la oportunidad de agradecerle por haber ido por mí, y por no haber dejado solo a Papii.

No hay un instante que piense en cómo estará...

—Tranquilo, todo saldrá bien. —la grave voz de Ohm me saca de mi ensoñación.

Lo observó con nostalgia, sé que está tratando de darme ánimos, aunque de momento sea inútil, me limitó en esbozar una débil sonrisa.

Suspira cansado...

Una vez más, Ohm no dice nada, solo imita mi gesto de forma tierna en cuanto llegamos a la casa.

—Gracias, y disculpa la molestia —sigo sin creer que me atreví a llamarle.

—No es nada, solo deseo que las cosas se arreglen entre ustedes —toca con cautela mi mejilla— lo digo de corazón.

—Yo también lo espero —guardo silencio— aunque entendería si no me perdona —se me forma un nudo espantoso en la garganta— le he hecho mucho daño —admito con tristeza.

Se queda pensativo antes de hablar

—Se aman y eso es lo único que importa. —dice tranquilo alzando los hombros.

Tiene toda la razón.

Sólo espero que todo este amor que hay entre nosotros sea realmente suficiente para volver a estar juntos.

¿Quién iba a imaginar que algún día Ohm y yo hablaríamos de esta manera, y él me daría consejos de amor?

—Vamos, no te rompas la cabeza antes de tiempo. —me regala una cálida sonrisa.

Asiento con nerviosismo.

Cuándo bajamos del pick up, nos dirigimos a la entrada. De pronto dejo de caminar al sentir mis pies pesados al igual que mi respiración.

¿Y si no desea verme?

Mis temores se incrementan, al igual que mis latidos, ante esta posibilidad.

—Baby ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —pregunta preocupado acercándose a mí.

Trago en seco, suspiro haciendo el intento por controlar mis nervios que están a nada de colapsar.

—Sí, sólo necesito un momento, por favor —el afirma en silencio y sin decir más entra al interior de la casa, dejándome ahí de pie.

El chico de los tatuajes - H.A #10Donde viven las historias. Descúbrelo ahora