59. Lazos

517 112 55
                                    

Desde que subí al Jeep, Off ha estado no sé

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Desde que subí al Jeep, Off ha estado no sé... Raro, al grado que evita mirarme. Es más, hasta puedo jurar que está ¿nervioso?, pero... ¿Porqué?

Es cierto que aún no somos los mejores amigos, tampoco somos los más platicadores. De alguna manera llegué a pensar que ya habíamos arreglado nuestras diferencias, digo, por la forma en como hemos convivido en las últimas semanas.

En cambio, aquí vamos rumbo a la estación de policía sumergidos en un incómodo silencio, y una extraña tensión. De haber sabido que el trayecto sería así, hubiera preferido tomar el autobús, pero no... Al parecer me gusta la mala vida y aquí seguimos en un silencio de mierda. Ya llevamos así un buen rato y él sigue sin decir nada.

Lo único que puedo hacer ante su mutismo es bufar exasperado, al ver que no tiene intención de hablar.

El ambiente de repente se volvió pesado. Más bien asfixiante sería el término correcto, y eso que las ventanas están completamente abiertas. Al parecer no es suficiente para disminuir la gran tensión.

Una vez más exhalo y desvío la mirada hacia el exterior. Esta rara situación está empezando a tocarme las pelotas, la verdad... No me gusta para nada.

Le miro de soslayo y lo descubro mordisqueándose el jodido labio inferior haciéndose girar el piercing en una clara señal de nerviosismo.

Esto no puede seguir así, o de lo contrario, voy a terminar por lanzarme sin importar que el auto esté en movimiento.

¿En serio no piensa hablar para nada?

Necesito romper cómo sea ésta puta tensión que se ha formado, o juro por lo más sagrado que no me haré responsable.

Suficiente...

—¿Qué tal el viaje? —preguntó lo primero que se me viene a la mente aunque mi pregunta suene estúpida. Él no responde, en cambio no paso por alto cómo su cuerpo se pone rígido en segundos.

El cabrón sigue sin responder.

Le observó una vez más atento a la espera que diga algo, no se... Cualquier idiotez, o que al menos me mande a la mierda por andar preguntando. En cambio, solo me mira con un rostro lleno de preocupación que me inquieta aún más.

Esto ya no es normal.

—Tú y yo tenemos que hablar seriamente. Podemos hacerlo después de ir a la policía. —suelta con rapidez que parece diarrea verbal.

—¿Por qué no hablar de una vez?

Me mira a través de sus gafas oscuras, pero no son lo suficientemente grandes para ocultar el tremendo debate interno que está atravesando.

No sé qué rayos querrá hablar conmigo, pero por la forma en cómo está actuando... Intuyo que no es nada bueno. Éste jodido estrés no me ayuda para nada.

El chico de los tatuajes - H.A #10Donde viven las historias. Descúbrelo ahora