35. Avances

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¿Alguna vez han estado tan nerviosos que sienten que se cagarán encima?

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¿Alguna vez han estado tan nerviosos que sienten que se cagarán encima?

Pues justo así me sentí cuando tuve que llamarle al entrenador Atthaphan para avisarle de que su hijo se encontraba en el hospital por culpa mía.

En serio me cuesta creer que ninguno de los que estaban aquí en la sala de espera había tenido el valor para llamar al papá de Gun y contarle lo sucedido, ahí supe que estaba jodido.

Cuándo escuché las palabras de la Bestia de Gulf diciendo que Gun no quería que su papá se enterara de lo sucedido, no sé qué cara habré puesto que de inmediato Mew se lo llevó de mi vista.

El novato era otro tema, de pronto no vi al tipo que no se deja amedrentar por nada ni por nadie y en su lugar sólo había un hombre visiblemente perdido, porque no sabía la consecuencia que tendrían sus actos.

Y aún sabiendo que no le agrado ni un poco ni él a mí, me acerqué a él para hacerle saber lo agradecido que estaba por haber ayudado a Gun, pero como era de esperarse no dudó en mandarme a la mierda.

Sabía que el hijo de puta de Sing no se iba a quedar cruzado de brazos, me lo hizo saber aquella vez donde no sólo le quité lo invicto, sino que para terminar de joderlo me follé a la que era su novia y vaya cagada que hice al meterme con Jane.

Jodida mierda...

Aquel día que hablé con el padre de Gun en su oficina, me comprometí a cuidar de su hijo y por lo visto, ni siquiera para eso sirvo, porque por mi culpa él está convaleciente, y ante los ojos de su padre, yo debería cuidarlo y protegerlo... Y sin embargo no lo hice.

Yo debí haber estado todo este puto tiempo en alerta, pero estúpidamente me confié en que dejaría las cosas así y aquí están las consecuencias.

Sólo de recordar todo lo que me dijo Ohm me hace revolver el estómago, y ni se diga de la actitud de Jane sobre Gun, la forma en que lo agredió tratando de marcar territorio, como si yo fuese de su propiedad.

Ella es un puto error que me está saliendo muy caro.

—Familiares de Gun Atthaphan —escucho la voz de la enfermera y de inmediato me acerco junto con todos los que estamos en la sala de espera.

—¿Algún familiar directo?

—Yo soy su pareja —digo sin que me importe la mirada que todos me dan.

—Sígame por favor —dice la mujer

Después de saludarlo y hablar un poco con él los analgésicos hacen efecto haciéndolo dormir y en parte me alegro porque a los pocos minutos se escuchan los gritos del entrenador Atthaphan sonando por todo lo alto en la antesala del hospital.

Así que con el culo en la mano salgo de la habitación tratando de evitar que Gun se despierte, y voy de regreso a la sala de espera, ni siquiera voy a justificar al entrenador, puesto que tiene toda la razón del mundo para llegar en ese estado y lo primero que hace es irse sobre el novato y sobre mí.

El chico de los tatuajes - H.A #10Donde viven las historias. Descúbrelo ahora