CHAPTER FIFTEEN
Una nocheLa última noche de los Merodeadores en Hogwarts. ¿Suena raro? porque Euridice lo sentía así, aún podía recordar cuando estaba en primer año, siendo seleccionada para la casa de los valientes de corazón y gran alma aventurera. Recuerda la bienvenida de un chico de cabellos castaños con lentes redondos.
"Bienvenida a la mejor casa de todas"
Y no mentía.
Tuvo malos momentos, sí. Pero jamás se arrepentiría de todas las buenas amistades que hizo a lo largo del tiempo, aquellas que aún seguían a su lado, e incluso las que ya no estaban, ella jamas se arrepentiría de haberlo conocido a él.
El pequeño chico asustado que alguna vez encontró sentado en el aula de encantamientos, ahora se había vuelto su enemigo. Y todo sucedió tan rápido, pero se supone que así es como debería ser ¿cierto? nadie puede ver venir una traición de esa magnitud. Pero eso no evitaba que le doliera.
—Desearía que no hubieras decidido eso. —Susurró Euridice al viento, sentada en la torre de astronomía, con un chocolate en su mano. (Cortesía del buen Remus Lupin) quién en este último tiempo no dejaba de darle regalos a sus amigos. Sirius supuso que era su manera de demostrar la nostalgia que sentía.
—Bueno... probablemente no soy quién esperas, pero puedo ser una buena compañía. —Una voz detrás de la rubia hizo que se girará, incluso ya sabiendo a quien le pertenecía.
Ella podría adivinar su presencia escuchándolo a kilómetros.
—James...
El chico de lentes se sentó a su lado, robando el chocolate que sostenía la chica, mientras le daba una mordida. —Moony siempre te da los mejores. No es justo. —Se quejó haciendo una mueca divertida, provocando una risa por parte de la rubia.
—Bueno, ¿qué puedo decir? soy su favorita. —Ella le sacó el dulce, dándole otra mordida.
James largó una carcajada, dándole un golpe suave en el hombro. —¿Incluso más que Sirius?
Euridice lo pensó. Esos dos se traían algo raro. Últimamente estaban más juntos que nunca, literal que no le sorprendería si se enterara que incluso se duchan juntos.
—Bueno... creo que estas excediendo los límites.
—Oh sí, ellos están en otro nivel. —El chico Potter observó el cielo, repleto de constelaciones y pudo adivinar a quien quería ver la rubia en ese momento. —¿Ustedes siguen sin hablar, cierto?
Ella lo entendió de inmediato. Lo extrañaba más de lo que desearía.
—Sí. No deseo hablar con traidores.
James se acercó a ella, con miedo a incomodarla o solo invadir su espacio. Lo hizo con precaución hasta lograr pasar uno de sus brazos por sus hombros, formando un abrazo en forma de consuelo, uno que quizás ambos necesitaban.
—Creo que no deberías condenarlo para siempre por una mala decisión, quiero decir, aún es un niño. Tiene mucho que aprender.
Euridice lo miró brevemente, y luego cuestionó algo que dejaría a James pensando durante un buen tiempo: —¿Tú no harías lo mismo si Remus, Sirius o Peter pasará al otro bando?
Potter lo medito, pero no logró engañarse. —Tienes razón.
Ambos se quedaron en silencio durante unos minutos, solo meditando y disfrutando la presencia del otro. Era rara la ocasión donde ambos podían estar solos, sin el resto del grupo.
No es que lo buscaran, es decir, la intimidad entre ellos pero... solo se necesitaban.
—¿Sabes que es lo que harás en cuanto salgamos de aquí? —Le preguntó la rubia, James no tardó ni dos segundos en responder, muy decidido.
—Por supuesto, empezaré a estudiar para ser auror junto a Sirius y me uniré a Dumbledore, o cualquiera que esté luchando contra Voldemort, lo venceremos y formare una familia con dos hijos y un perro.
Euridice sonrió encantada. Aunque solo fueran sueños la ilusión en sus ojos al contar su vida ideal era simplemente encantadora.
—¿Y tú, mi dulce ninfa? ¿Qué será de tu vida?
Euridice se sonrojó levemente al escuchar el apodo de James, ya debería estar acostumbrada a escucharlo puesto que se lo decía seguido, pero aún conseguía ponerla nerviosa.
—No lo sé, creo que me gustaría ser profesora en Hogwarts, de astronomía. Y vivir en una linda cabaña. También me gustaría tener un perro.
James la observó. —Puedes tener a Sirius, tiene algunas pulgas y no le gusta bañarse pero, es una buena mascota.
Euridice largó una carcajada discreta, en definitiva no le gustaría que Sirius fuera su perro.
—Oh no gracias, estoy segura de que encontraré otro. —Ambos rieron durante un tiempo. —Es agradable que estés aquí, James.
Él no se alejó, incluso se acercó más.
—Dije que siempre estaría para ti. Un gryffindor siempre cumple sus promesas.
"Además, me tienes encantado, mi ninfa"
—De todas formas, gracias.
Entonces, James tomó toda la valentía que necesitaba, toda aquella que lo caracterizaba y por la cual fue enviado a la casa de Godric, y solo habló.
—Probablemente pienses que es raro pero yo... te necesitó. Es algo que nunca me había pasado, nisiquiera con Lily, es como si cada vez que algo pasará, sea bueno o malo, necesitó que tú seas la primera en saberlo. Necesito que estés a mi lado cada vez que me siento perdido y yo estar a tu lado cuando me necesites, y cuando no también. Busco pasar cada segundo posible a tu lado porque me aterra la idea de que tu futuro no sea estar conmigo. Esa idea, me carcome a niveles que no puedo explicar, y me dan ganas de solo pedirte que apenas crucemos la puerta de salida te cases conmigo. Y es una locura pero es lo que siento...
El castaño tomó un respiro, y abriendo los ojos (porque sí, los había cerrado) pudo encontrarse con la sonrisa de aquella chica de sus sueños.
—¿Estás pidiéndome que sea tu novia, James Potter? —Euridice se sentía en las nubes. Ambos lo hacían.
—También mi esposa y la madre de mis hijos, pero novia estaría bien por el momento. —James se movió en su lugar, esperando su respuesta.
Mierda, en este momento no se sentía valiente.
Euridice no necesito meditarlo, solo avanzo hacia él, sus rostros estaban a centímetros, y ella terminó por juntarlos.
Era un beso dulce, totalmente inocente. Sólo segundos de ambos sintiéndo todo el cariño que se tenían, donde no hacían faltas las palabras, ya estaba clara la respuesta.
Entonces se separaron, no porque quisieran, sino porque un flash invadió sus caras, y ambos giraron a ver atrás de ellos.
Sirius sostenía una cámara muggle y una sonrisa de oreja a oreja, Remus miraba la escena desde atrás, se veía orgulloso, y Peter le hacía una señal de "muy bien" a James.
Así que ese era el mejor momento de su vida, y Euridice lo mantendría en su memoria por siempre.
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FALLING IN LOVE, james potter (en edición)
Fiksi PenggemarUna tragedia disfrazada de amor. James potter. Cover by Rose Carstairs (Editorial Spider) 2021 © cleocupids.