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CAPÍTULO DOS.


Adara estaba en la que sería su habitación mientras estuviese en esa casa, prácticamente le cerró la puerta en la cara a Alice, quizás dirían que ella era una grosera, pero en estos 4 años que no veía a su padre necesito mucho de él.

Siempre se preguntaba que había hecho mal, para que sus dos padres no estuvieran con ella.

Los primeros meses que su padre desapareció habían pensado que había muerto, pero un día llamo dando señales de vida.

Aunque ella nunca hablo con él, si por ella hubiese dicho jamás lo hubiese hecho.

Quizás debía escuchar alguna explicación, si es que la tenía, pero sabía que si se quedaba para hablar con él en ese momento seria todo más difícil.

Ella era alguien que explotaba con facilidad. Tenía un temperamento muy fuerte.

Ella y su padre antes tenían una buena relación, se llevaban bien aparte de ser su padre también era un amigo, a quien le podía contar cualquier cosa y este no la juzgaría, pero esto cambio cuando él la abandonó.

Dejándola a ella con su tía Sophia, a quien ella amaba y quería como una segunda madre. Sophia no podía tener hijos y la trataba a ella como una.

Adara necesito mucho de una figura paterna, acostumbrarse a vivir con su tía fue una tarea un poco difícil, pero poco a poco su tía fue ganando su confianza hasta convertirse en su confidente, Adara era una chica que no tenía amigos, no después de que confío y entrego su corazón, no cuando rompieron su corazón.

No después que su supuesta mejor amiga se acostara con su novio, haciéndola desconfiar de todos.

Adara había tenido una amiga llamada Madison, era su mejor "amiga" o eso creía hasta que la encontró a ella y su novio engañandola. Desdes ese día, Adara cerro su corazón, volviéndose una persona fría, malhablada, maleducada y grosera.

Aunque no había sido solo eso que la volvio una chica completamente diferente. Había sido también el abandono de si padre y la muerte de su madre.

Sophia trato de que su pequeña sobrina cambiara de opinión acerca del amor y de que volviera a ser esa niña sonriente y risueña que era antes.

Pero cuando ella trataba de hablar acerca de eso, era como si hablará sola o con la pared, porque a ella le entraba por un oído y le salía por el otro.

Estaba tan perdida en sus pensamientos que no se dio cuenta que casi había terminado de organizar la habitación, un chico grande había subido sus equipajes más atrás de ella cuando sugirió ir a su habitación.

No lo iba admitir, pero le gustaba la habitación. Está estaba pintada de un lindo color morado. Había un clóset con bastante espacio, como a ella le gustaba.

Adara era una chica que tenía bastante ropa, pero a la hora de cambiarse nunca tenía y por eso su clóset estaba repleto de ropas de todo tipo.

Admiro la habitación un poco más, está tenía dos mesita de noche en cada lado de la cama matrimonial. La cama era gigante. Estaba segura que se sentiría muy sola en aquella cama y habitación tan grande.

La misma tenía una sábana color morada con almohadas del mismo color, no le gustó el color así que las quitó. Tomo una que había traído en su maleta, la cual era su favorita, de color negro, enfundo la cama con esta quedando más satisfecha.

Saco un cuadro de tamaño mediano, donde se podía ver una hermosa mujer de cabellos rojos igual que ella con una niña en su regazo, mientras que la pequeña tenía sus manitas en la mejilla de su madre.

❥︎𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄𝐒; Carlisle Cullen. (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora