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CAPÍTULO OCHO.

La pelirroja había salido de la casa Cullen vuelta una furia, estaba tan enojada que pateaba todo lo que lo que se le atravesaba en su camino. Estaba muy enojada con su padre. Con ella por sentir todo aquello en su interior odiaba perder el control de sus emociones.

Le llegó la idea de llamar a Paul, él iría sin dudarlo, pero no quería abrumarlo con sus problemas familiares. Además necesitaba estar sola unos minutos.

Siguió caminando sin darse cuenta que se había alejado bastante de la casa Cullen. Cuando se dio cuánta vio que ya estaba entre la maleza. Soltó un suspiro profundo y camino a pasos lentos mirando a su alrededor. El sonido de las pájaros le daba un poco de tranquilidad.

No sabía que hora era, pero supo que ya era tarde. Pero no le importaba, solo necesita espacio, sentía que en esa casa no lo tenía.

Sus pies hacían ruidos en las hojas secas debajo de sus pies. Siguió caminando hasta asegurarse de que estaba bastante lejos de la residencia, pero no quería perder el camino de regreso.

Justo en estos momentos es cuando necesita unos de los reconfortantes abrazos de sus tía.

La joven estuvo sus caminar cuando sintió una mirada intensa sobre ella, la sensación de ser observada la hizo estremecerse. La sensación no era para nada agradable.

Sacudió la cabeza, mientras seguía avanzando, quizás era el estrés que la hacía sentir cosas que no eran. Vió un tronco de árbol en el suelo, no dudo en ir hasta este y sentarse.

Cerró los ojos por un momento, mientras apoyaba su espalda en el árbol detrás de ella. La brisa acariciaba su mejilla, se abrazó a si misma al sentir el frío calando sus huesos. Se maldijo por no llevar abrigo y estar en ropa que era para nada adecuada con el clima del pueblo.

La joven volvió a sentir aquella sensación, algo en sus interior le decía que vuelva a casa. Que se aleje de allí. Escuchó unos pasos acercándose, no se escuchaban como si fuera una sola persona. Sintió el nerviosismo recorrer su cuerpo, pero tratado de tranquilizarse.

Probablemente era algún animal.

Escuchó una rama crujir y se puso de pies rápidamente, de repente sintió una ráfaga de viento que la hizo tambalearse en sus lugar al mismo tiempo que aparecían tres personas frente a ella.

Era dos hombres y una chica. Un rubio, una pelirroja y un moreno. La joven le dio una mirada de arriba abajo, la vestimenta de aquellas personas eran extraña. En sus pies no había ningún tipo de calzado.

Algo en ellos gritaba peligro, sus auras eran pesadas. El ambiente se sentía extrañamente frío y tenebroso.

Los tres la miraban como si fueran depredadores, y lo eran, solo que ella no lo sabía.

— ¿Que hace una chica tan hermosa caminando sola en el bosque? — el rubio inquirió mirándola con profundidad.

Adara casi suelta un jadeo cuando vio sus ojos rojos, pero rápidamente se recuperó e hizo la pregunta más estúpida, solo por los nervios que sentía en ese momento momento.

— ¿Usan lentillas? — inquirió con sus nervios a flote, ella no era una persona que demostrará sus emociones, pero aquella situación la puso alerta.

Las tres personas frente ella se miraron mutuamente, Adara noto como ellos sonrieron con burla.

— ¿Tu qué crees guapa? — cuestionó la otra pelirroja acercándose ella.

Adara no se inmutó, pero por dentro moría de nervios y miedo. Su tía le enseño a no mostrar sus miedos en situaciones como estás. Quizás solo eran ladrones que querían robarle dinero para poder comer.

❥︎𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄𝐒; Carlisle Cullen. (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora