V.

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"You can stay?"

La noche había pasado rápido, entre caricias, besos fugaces y roces deliciosos, además de tanto cariño. Había olvidado hace tiempo el cómo se sentía el amor romántico, que lo tratasen suave y cariñosamente. haciéndolo sentir seguro y recordar el porqué estaba allí, por amor.

Se despertó antes que steve, tomando el tiempo de admirarlo y guardar en su corazón la bella e inolvidable noche que le dió. Acarició los cabellos cortos de steve, luego de un rato paro.
Tenía puesto solo su bóxer, dispuesto a levantarse cuando una mano sobre su brazo le impidió levantarse. Steve había despertado y lo veía triste, dejando salir un "¿Puedes quedarte?"
cómo si fuera un cachorro abandonado.

Le sonrié, sabiendo lo que quiere, hacian eso antes. Quedarse en la cama un rato y luego bajaban a desayunar, preparando algo que siempre terminaba quemado.

Decidió que hoy era momento de disfrutar los pequeños momentos, y si tenía un momento con steve, lo recordaría y adoraría por siempre.
Se recostó en el pecho de steve, abrazándolo, escuchando sus latidos, tranquilizantes quedándose completamente dormido.

Steve lo único que podía pensar en ese momento era lo afortunado que era al tener a eddie en su pecho, descansando tranquilo, cómo si de un ángel se tratará. Los rulos le tapaban la cara, acercó una mano a su rostro, corriendo los mechones de cabello. Así podría admirarlo mejor, sintió la necesidad de despertar siempre a su lado y no soltarlo jamás.
Realmente lo quería, nunca lo dejó de querer, ni cuando acordó terminar cuando se graduacen de secundaria, aún eddie seguía en su corazón. Y seguramente nunca se iría. Suspiró, prometiendo que haría lo que sea para recuperar el amor de su eddie.

Luego de una hora, eddie había despertado, mirándolo adormilado. Le sonrió, abrazándolo más, su estómago comenzó a sonar. Lo cual lo avergonzó, pero se olvido al escuchar la risa de ed, luego de unos segundos el también soltó una carcajada.

-¿Tienes hambre? - Preguntó eddie, sentándose en el colchón, lanzándole una mirada divertida.

- Sí, de tí. - acercó una mano a la cintura del pelinegro, acariciándo de arriba hacia abajo. Y su cuerpo lo traicionó, su estómago volvió a rugir

-Que gran apetito tienes, harrington. - contestó el ruloso, colocándose una remera que encontró allí, levantándose de la cama dándole un beso en la mejilla a steve.

Esté solo reaccionó cuando el pelinegro estaba bajando las escaleras, tocó su mejilla y se acostó en la cama. Ese chico lo traía realmente loco, desde siempre.

Bajó las escaleras, encontrando a un eddie de espaldas en la cocina, haciendo waffles, tarareando una canción que desconocía. Se acercó por detrás, luego de que haya terminado los waffles, lo abrazó. Eddie se dio la vuelta, para abrazarlo mejor.
Lo subió a la mesada, apoyando su cabeza en el cuello del ruloso.
Levantó su cabeza de allí cuando sintió una mano tocando su cabeza, en busca de atención. Ed tenía en el tenedor un pedazo de waffle, para darle en la boca, gustoso aceptó. Tragando el delicioso bocado, para besarle los labios, teniendo aún miel. Un beso dulce, cómo lo era el.



En el bolsillo de su pantalón su teléfono vibro, sacándolo de allí miró el remitente del mensaje. Era joyce, ahora le contestó unos mensajes que había dejado en la mañana y los de ayer. Ahora le había mandado una foto de will y jane, parecían estar divirtiéndose. Bajó la bandeja de mensajes y se encontró con varias llamadas perdidas de jonathan, entró.
Unos 5 audios, 10 mensajes de texto preguntando si me encontraba bien, y otros 10 mensajes diciendo que fue casa, encontrandola vacía. Ni hablar de los audios, parecía joyce.

Reunión - Steddie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora