𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐏𝐈𝐀. -ᴇᴅᴡᴀʀᴅ ᴄᴜʟʟᴇɴ-.

Ten

Algunos días habían acontecido después de revelarle a Bella la verdadera identidad de Leonor.

Al parecer la contraria lo tomó bastante bien, aunque aún quedaba en la mente de la joven una interrogante bastante importante; ¿Porqué demonios a Bella no le afectó en lo absoluto aquellos hechizos? Incluso múltiples veces intentaba leer su mente, pero, por desgracia, nunca lo conseguía.

Era lunes. Para la mala suerte de la azabache tendría clase de química nuevamente con aquel castaño. Solo que, la contraria estaba bastante confiada de que no vendría, puesto que después del accidente de la pickup aquel joven no se presentó durante toda la semana.

Sentándose como siempre en su lugar, sacó discretamente su libro de encantamientos al notar que no había mucha gente aún en el salón y, además, supuso que no se presentaría el castaño.

«Cave inimicum...» murmuró para sus adentros, mientras leía aquel hechizo con tranquilidad.

"Viene del latín, de la cual cave significa tener cuidado y inimicum se traduce como del enemigo. La frase completa significa "Cuidado con el enemigo".

Cave inimicum es el conjuro de un encantamiento protector que produce un límite que mantiene al lanzador oculto a la vista. Los que están al otro lado del escudo no pueden ver, oír o si el hechizo estaba bien lanzado, olerlos."

—Interesante... —Murmuró para sus adentros, mientras seguía sumida en la lectura.—

—¿Cuidado con el enemigo? —Preguntó cierto castaño a un lado de ella, interrumpiendola.—

Rápidamente la contraria cerró su libro con fuerza, haciendo que algunos alumnos volteáran a verlos. A Leonor importándole poco eso, volteó a ver al responsable de su susto, encontrándose con aquellos ojos áureos que no tenía previsto ver en todo lo que quedaba de la semana.

—Oh... Eres tú. —Respondió suspirando, mientras guardaba aquel libro dentro de su mochila, retomando la compostura.—

Realmente odiaba que le interrumpieran en su lectura, pero eso se buscaba al haber confiado que aquel chico no vendría el día de hoy.

Aunque, ¿Para que engañarse? Ya extrañaba aunque fuera un poco aquella punzada constante cada que estaba con el, sinónimo de que quería leer su mente cada que podía.

Aunque para su sorpresa, esta vez no sintió nada en absoluto; únicamente sintió completa paz, como si su mente realmente estuviera en silencio.

¿Era esto normal? Realmente no lo sabía, pero comenzaba a disfrutar de que ahora el vampiro no intentara leer su mente cada cinco minutos.

—¿Me extrañaste? —Preguntó el mayor con una pizca de calma e intriga, algo muy llamativo para Leonor.—

¿Porqué demonios sonaba tan tranquilo cuando hacía unos días había presenciado —Junto con sus otros compañeros — aquel espectáculo de magia a plena luz?

Ciertamente no lo sabía, y comenzaba a preocuparle.

Aunque tampoco había que ser tan extremistas, tal vez cabía la mísera posibilidad de que el contrario no hubiera alcanzado a observar aquella escena tan llamativa a los ojos de todos; estaba rogandole a Merlín con que fuera eso último.

—¿Extrañarte? ¿Porqué? —Preguntó curiosa, mientras observaba con intriga aquellos ojos ámbar que tanto le comenzaban a causar conflicto desde la primera vez que los vió.—

—¿Qué acaso después de todo este tiempo no me has extrañado? —Todo esto comenzaba a ponerse aún más raro.— Leonor, pensé que después de verme morir extrañarias verme en sueños...