Five

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Las horas de estudio pasaron con normalidad después de aquel altercado del cual ambos presentes decidieron no discutir.

Despidiéndose con una sonrisa cortés; el rubio salió de la casa de su compañera con un aire tranquilo; aunque, a ojos de la legeremante no fue así, ya que descubrió que el rubio intentaría ingresar al ático por la noche cuando Leonor estuviera dormida.

Definitivamente tendría que cambiar de sitio.

.

Llena de sudor y cansancio, se sentó exhausta en el sofá de su ático. Perdió literalmente todo el día por llevar a cabo su plan.

Al final terminó por hacer su lugar de estudios dentro de un agujero algo grande del sofá en el cual estaba sentada.

Pese a que pudiera entrar siendo de un tamaño normal, le costó mucho hacer el hechizo de expansión para aquel lugar tan pequeño y poder adaptarlo de tal forma que no pudiera notarse a simple vista, por lo que tuvo que hacer sus cosas diminutas, teniendo que, por desgracia, recitar un hechizo para encogerse siempre que entrara, pero pese a las dificultades de esa índole lo logro; además de que ya tenía todo acomodado y ordenado dentro; solo debía usarlo.

Aunque aquel sitio no sería su lugar permanente. Aquella elección tan acelerada solo la tomó gracias a que el chico Cullen llegaría a altas horas de la noche solo para indagar acerca de que era lo que escondía su ático. Aunque ese punto también ya lo tenía cubierto; había movido todas las cosas que usaba para estudiar aquellas materias muggle para ese lugar, quedando solo un pequeño y acogedor lugar donde se podía aparentar que la chica leía y pasaba el rato.

Suspirando agotada, Leonor observó el lugar con pesar, para después mirar la hora completamente desconcertada.
Ya eran las 6 de la tarde, y la chica no había avanzado nada sobre las clases de hechicería.

Tenía que ponerse al corriente.

Recitando un hechizo para encogerse y así poder entrar a su escondite, caminó tranquilamente por el agujero de aquel sofá, llegando a su lugar de estudio, más concretamente su caldero con sus cosas para seguir haciendo aquella poción.

—Bien... Aquí vamos, no has avanzado nada en esa cosa y debes entregarla el fin de semana. Hoy deberé desvelarme. -habló completamente sola, mientras con un hechizo de levitación comenzaba a hacer flotar las cosas de su alrededor.

Pasaron las horas y, pensamientos como «¿Será peligroso que haya dejado la poción así por un día entero?» o «debo encontrar un lugar fuera de mi casa por si esta cosa explota» iban y venían alrededor de todas las horas de trabajo que llevaba, sin haberse percatado que su madre ya había llegado a su humilde morada.

—¡Hija, estoy en casa! gritó a todo pulmón aquella dulce mujer, haciendo que la joven azabache diera un pequeño brinco en su lugar asustada. Soltó por accidente una cantidad exagerada  del polvo que estaba colocando para concretar por fin su poción.-

—Oh, no... -Para su desgracia, se trataba de pólvora.- corre... ¡CORRE!

Saliendo del tamaño de una hormiga de aquel agujero, la chica con un movimiento rápido de varita se agrandó, quedando en su tamaño normal para no ser afectada por aquella explosión que paso en el inmediato después de transformarse.

El sofá literalmente explotó, y con ello todo su equipo para hacer pociones se fue con el.

Cayó de rodillas horrorizada.

𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐏𝐈𝐀. -ᴇᴅᴡᴀʀᴅ ᴄᴜʟʟᴇɴ-.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora