fourteen

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Una vez que pudo por fin tomarse un respiro dentro de su hogar, Leonor analizó cada uno de los hechos que habían acontecido ese mismo día; ¿Realmente podría ser posible que los Cullen no fueran humanos? Para ser sinceros, no se había puesto a pensar ciertamente en dicha teoría; ¡Pero era demasiado obvio! ¿Alguien que pudiera leer la mente sin ser mago era meramente posible? ¿Y que tal que haya llegado al punto de la paranoia como para que su familia estuviera al pendiente de lo que hacía?

Porque, aunque era tonta, no lo era en demasia. Sabía perfectamente que Jasper Hale, Edward Cullen, Alice, y los otros dos, siempre miraban cada movimiento que realizaba, como si estuvieran analizandola.

Sobre todo el segundo mencionado.

Por otro lado estaba el hecho de los cambios de humor de Edward. Por una parte, a veces se mostraba a la defensiva, pero intencionalmente terminaba acercándose a ella.

«¿Será que le agrado?» Preguntó en su mente, mientras preparaba sus cosas para realizar las tareas que habían dejado a lo largo del día en su instituto muggle.

Ciertamente no lo sabía; era tan... Extraño.
Aunque algo de curiosidad comenzó a nacer dentro de ella sobre lo que estaba pasando en torno al castaño.



El día pasó con tranquilidad. Debido al tiempo libre que logró adquirir una vez terminó sus actividades, optó por dormir relativamente temprano. Se colocó su pijama y observó la hora; las siete y media de la tarde.

«Suficiente tiempo para reponer energías» Pensó.
Y así, lograría levantarse en la madrugada a practicar su magia en el bosque. Sin esperar más, cerró sus ojos, conciliando el sueño.

Rápidamente el Morfeo se apoderó de su sueño. Ella, con bastante tranquilidad, esperó que el paraíso de los pensamientos la inundara en una relativa calma. Pero aquello nunca llegó.
No pasó ni siquiera 2 minutos cuando cayó inconsciente del cansancio, teletransportandose a su mundo de fantasía.

O bueno, no tanto.

Se encontraba sentada, en uno de los sillones de la sala común de Slytherin. Frunció suavemente su ceño. ¿Cómo podría imaginar su inconsciente dicho lugar si nunca había estado ahí?
De pronto una figura se hizo presente en el marco de la puerta de los dormitorios que parecían ser de los caballeros. Rápidamente se tensó, debido a que era ese sujeto apuesto el que lograba aterrarla en sus sueños antes de que apareciera aquel sujeto sin nariz; cabello onix, ojos del mismo color, piel pálida como la nieve, y sobre todo, aquel uniforme de Slytherin que destacaba en verdes haciendo que llamara su atención. Aunque hubo algo más que hizo su mente titubear un poco; tenía una insignia de prefecto que no había notado por ser tan pequeña.

—¿Quién eres? —Articuló la azabache una vez que el aquel hombre llegó a su lado. Sentándose junto a ella en la chimenea.— ¿Porqué demonios has estado apareciendo en mis sueños?

—Eso no importa. ¿Quieres saber la verdad?  —Se limitó a responder, mientras observaba el fuego verde del recinto moverse con lentitud. Leonor juraba que si las circunstancias no le hicieran confundir tanto, podría tratarse de un ambiente tranquilo.—

«¿De que demonios hablaba este sujeto?»

¿Verdad? ¿De que verdad hablas? —Murmuró, mientras se removía incómoda en su lugar debido a que volteó a verla.—

—De cómo murió ese mocoso... Cedric era su nombre, ¿Cierto? —Se limitó a decir, mientras sonreía cortarmente.—

Tragó en seco. Ya no quería volver a tocar aquel tema.

𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐏𝐈𝐀. -ᴇᴅᴡᴀʀᴅ ᴄᴜʟʟᴇɴ-.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora