thirteen

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El reloj marcaba las tres y treinta de la madrugada. Leonor con curiosidad observaba expectante al castaño intentar resolver uno de los acertijos de aquella prueba tan difícil. Si bien le hubiera gustado ayudarlo diciéndole que se trataba del lago negro y que se llevarían a la chica para que el contrario tuviera que rescatarla, no pudo. Albus le prohibió estrictamente decírselo.

—Puedes intentar...¿Sumergirlo al agua? Tal vez no chille tanto. — Habló con sabiduría, mientras observaba al contrario sonriente.—

—¿Enserio lo crees?  —Preguntó el contrario simplemente, mientras observaba el huevo con destellos plateados completamente cerrado.—

La contraria no hizo más que asentir.  Para después sonreírle cómplice.

—Ven conmigo... —Acto seguido, segura de si, tomó la mano del contrario para después comenzar a guiarlo en busca del baño de prefectos. Ahí era donde mas seguro y fácilmente podrían comprobar la teoría que ambos tenían en mente. Una vez llegaron a dicho sintio, la contraria sonrió, con un movimiento llenando la bañera del líquido tan preciado para la prueba. Solo fueron cuestión de segundos para que las interrogantes de Cedric salieran a flote.—

—Eh... Entonces... ¿Lo sumerjo, y ya? —Preguntó, mientras observaba el huevo con una ceja alzada.—

La contraria asintió, con una risita al ver la cara del contrario.
—Métete al agua para que logres escuchar lo que sea que diga.— Murmuró de vuelta, para después retroceder.— Dime mañana si funcionó, creo que me iré ahora, para que puedas hacerlo a solas. —Sonrió suavemente.—

Iba a dar un paso a la salida de aquel sitio, pero la mano del contrario hizo que se detuviera. Era tan cálida y suave que no podía decir ciertamente si pertenecía a este mundo. Rápidamente una corriente eléctrica imaginaria atravesó todo su ser, haciendo que volteara.

—Me encantaría que te quedaras. ¿Porqué no averiguamos ambos el mensaje que tiene que darnos este acertijo? —Preguntó, dulce, con una pequeña sonrisa.— Ahora mismo todos están durmiendo, por lo que dudo mucho que alguien nos interrumpa.

Claramente era una propuesta bastante tentadora. A final de cuentas casi nunca habían tenido momentos así; solos.
Por lo general aquel castaño y la pelinegra decidían darse su espacio entre semana para estar con sus amistades y pasar más tiempo pendientes a las clases —esto último a petición de Leonor— Por lo que francamente no podían pasar mucho tiempo juntos.

Era entonces cuando algunas noches —Generalmente los viernes — pretendían irse a algún otro lado justo después de la cena, para después pasar tiempo juntos como la pareja que eran. Aunque por desgracia a veces no podía ser esto posible, debido al estudio arduo que debían de poner para los ÉXTASIS, o algunas otras cosas que surgían de último momento en la vida de ambos estudiantes.

—Bueno... Ya que lo dices, me quedaré entonces. —dando una media sonrisa, la pequeña azabache rió un poco al ver la cara emocionada de Cedric.—

—Ven, entonces. —Mencionó.

El contrario dejó el huevo en el suelo con cuidado y, comenzando a retirarse su pijama, Leonor hizo lo mismo. Claramente ambos no querían que su ropa quedara mojada después de sumergirse en el agua. Ambos parecían ya acostumbrados al cuerpo del otro, por lo que sin vergüenza —aunque con respeto — decidieron retirar su ropa pero voltear para no hacer sentir incómodo al otro.

Lentamente el frío de la noche comenzó a invadir el cuerpo delgado de Leonor, sintiendo como sus dientes comenzaban a tiritar como si se trataran de cascabeles. Terminó de retirarse su pijama lo mas rápido que pudo, quedando únicamente en ropa interior. Siendo la primera en entrar al agua caliente, Cedric consiguientemente hizo lo mismo con aquel acertijo en brazos. Seguidamente se acercó con lentitud a ella, para después depositar un beso en sus labios, tomándola suavemente de la cintura en el acto.

𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐏𝐈𝐀. -ᴇᴅᴡᴀʀᴅ ᴄᴜʟʟᴇɴ-.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora