Maggie se sentía mal, todo la hacia sentir tan mal, cualquier pequeña cosa le recordaba que era una chica triste, metida en el cuerpo de una modelo anorexica. Ella no quería pertenecer a esas personas que perdían sus vidas por tonterías, quería ser de aquellas que vivían día a día gritándole al mundo que era una basura. Así que Maggie se sumergió en la piscina... su maya blanca se la ajusto al cuerpo y todo su cuerpo se movía en coordinación para atravesar los diez metros de largo de la piscina. Había tantas otras mujeres, pero ella solo estaba pensando en si misma, en sus razones para escapar.
Mientras nadaba boca arriba, moviendo sus brazos y admirando el techo de cielo raso blanco, se chocó con alguien. Era Erin, y esta parecía haber visto un fantasma, el fantasma de Maggie, la cual le observaba con confusión, se preguntó quien era esa extraña chica y continuo nadando, pero esta vez se sumergió en la profundidad de la piscina. Oyó el silbido de la profesora, acababa la hora, así que mientras todos corrían a las duchas, Maggie solo se sentó en el suelo mojado de cerámicas blancas y tomó el paquete de cigarros que había dejado en los asientos de madera junto con el encendedor verde.
Comenzó a fumar con suma tranquilidad, sin importarte en absoluto si alguien la descubría. Así que descubrió que Erin la observaba desde atrás de una columna, reino el silencio por unos segundos hasta que Ashton ingreso a la piscina y se sentó junto a Maggie para apoyarse en el hombro de esta, mientras observaban el agua moverse.
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Cool╰☆╮
Teen Fiction-Maggie, deberías de saber que te amo. -Ashton, tu sabes que no amo a nadie. -¿Continuarás fumando por horas mientras te matas? -Es lo único que sé hacer bien.
