DIESINUEVE

468 45 6
                                    

Ashton y Maggie caminaban, tomados de las manos, entre los gigantes árboles. No estaban perdidos, pero si distraídos, no sabían a donde iban concretamente, solo caminaban, como si esperaban una fantasma o alguna clase de monstruo que los ayudase a despertar y salir de aquella oscuridad empalagosa. 

Maggie estaba... ¿bien? no, claro que no. Su alma solo deseaba con tanta fuerza escapar de allí, de todos sus amigos, de todas las personas que conocía, hasta de su madre o Ashton. Necesitaba caer dormida durante un largo rato para entender las cosas que explotaban sin razones dentro de ella. 

Ashton solo estaba desorientado, intentaba entender como el mundo puede llegar a ser tan cruel y fatal. En algún momento había creído que Dios existía, que aquel Dios lo protegía de todos los demonios y del pánico de la ciudad, pero solo era un engaño o una estafa segura, porque en realidad, él terminó enredado en todas las adicciones fatales de las cuales lo hacían resucitar, o descansar. 

Los dos no paraban de preguntarse: ¿Cómo sobrevivo, ahora? Porque para ser sinceros, estaban perdidos literalmente dentro de ellos. Sus mentes estaban cansadas de intentar despertarlos, cuando sus corazones ya habían fallecido tiempo atrás. 

Los pastizales crecidos, rozaban las pieles desnudas de los chicos, y ellos acariciaban los troncos de los pinos, y dejaban sus huellas sobre la tierra húmeda. Arrancaban alguna flor, o recolectaban moras entre las cultivaciones salvajes y silvestres. 

Maggie sacó su caja de tabaco y comenzó a fumar con suma tranquilidad. Ashton le quitó el cigarro y se lo llevó a la boca con una pequeña sonrisa, por lo que ella se río y le volvió a quitar el cigarro para fumar en paz. Cuando él volvió a intentar robarle el cigarrillo, esta esquivo sus movimientos y con su mano libre tomó el cigarro y le quemo el dorso de la mano con el mismo, mientras una inocente sonrisa se le formaba en el rostro. Así que Ashton se quejó de la pequeña herida y le quitó la caja de tabaco que guardaba en el escote del vestido floreado. Tomó su encendedor que guardaba en los pantalones y encendió un cigarrillo por su cuenta. Esta intentó recuperar su caja de tabaco pero él jugaba con ella. 

-Imbecil, terminarás por comprarme cigarros, tu-Dijo ella mientras reía y le daba un golpe en el pecho. 

-Son mis cigarros en realidad, tu me los has robado-Replicó él mientras le robaba un pequeño y baboso beso. 

-Corre, corre lejos de los monstruos-Dijo Maggie mientras miraba hacia su espalda, mientras se perdía con la mirada entre los árboles. Ashton le siguió el juego y la levantó del suelo, mientras la cargaba entre sus brazos y comenzaba a correr. 

Cool╰☆╮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora